domingo, 30 de abril de 2017

Sharpe: a military saga in the Peninsular War

          Aconsejado por varias personas me inicié en la lectura de la saga de Sharpe de Bernard Cornwell. La decisión vino especialmente por lo que disfruté viendo la serie de la BBC The Last Kingdom, como ya compartí por aquí, basada en las novelas de Cornwell sobre vikingos y sajones (y que espero pronto conseguir la segunda temporada). Y también porque un buen amigo inglés me contó que la saga de Cornwell era la visión más fiel de lo que es el ejército británico por dentro.

Y así me inicié poco antes de vacaciones con el primero de la saga (antes de las precuelas que más tarde sacó el autor): Sharpe y el águila del imperio. La serie narra las aventuras de un teniente (más tarde capitán) del cuerpo de fusileros del ejército británico durante las guerras napoleónicas, más concretamente en lo que los ingleses llaman la Peninsular War: una suma de la defensa de Portugal y nuestra guerra de independencia.

   Parte esencial de la guerra contra Napoleón, el teniente Richard Sharpe vivirá esta etapa enfrentándose a los franceses y a otros enemigos. Se encuentra a las órdenes de Arthur Wesley, duque de Wellington, general en jefe del ejército británico en el continente y el enemigo número 1 de Napoleón. Wellington no aprueba mucho las técnicas de Sharpe ni su comportamiento rebelde, pero sabe que solo él podrá cumplir las misiones más duras. Para ello, Sharpe cuenta con sus fieles fusileros, empezando por el valiente sargento Harper y el teniente Knowles. La ayuda del buen capitán Hogan también es siempre bienvenida.

La saga de Sharpe no es solo una reconstrucción de lo que fue aquella Peninsular War para los británicos, sino una visión fiel de la vida en el ejército. El duro ascenso de un protagonista que proveniente de lo más bajo de la sociedad ("from the bottom of the society", como bien me explicó mi amigo) logra abrirse camino en el ejército, no comprando su ascenso sino ganándoselo por méritos y por tiempo. La saga nos muestra también, y prolongando esta situación, la convivencia de dos modelos dentro del disciplinado ejército británico: el de los oficiales con finos cubiertos en la mesa tomando decisiones sobre el mapa y asegurándose una cómoda jubilación en sus mansiones, y el de los soldados rasos, los suboficiales, los tipos como Sharpe, los veteranos sabios forjados por el tiempo y las penurias, luchando en primera línea rifle en mano con sus ajados uniformes.

Por eso, la saga de Sharpe es crudeza, realismo, tipos actuando sin escrúpulos, venganzas. Pero también hay sitio para la épica y el amor. Solo las mujeres saben sacarle a Sharpe cómo es realmente por dentro: que a pesar de su carácter y sus métodos es también un idealista por distintos motivos.
  Cornwell sabe manejar la historia a un ritmo que engancha desde el principio. Aquí no hay largos soliloquios, descripciones extensísimas ni divagaciones trascendentales. La narración atrapa desde el primer momento, haciéndonos luchar junto a aquellos soldados en los campos portugueses y extremeños. Una novela histórica como deberían ser todas, sin aclaraciones por parte de los protagonistas sobre cómo era aquella guerra: ¡es una novela, no un libro de texto! Da la impresión de que Cornwell quiere que si sus lectores se preguntan por tal fecha o acontecimiento que lo miren en Wikipedia. Y tiene toda la razón. Ni Sharpe ni sus colegas tienen que perder el tiempo aclarándolo: viven en aquel pasado, no en nuestro presente. Otro acierto más por parte de Cornwell.

En cuanto al tratamiento de los españoles, una vez más los ingleses nos sacan los tópicos: llegamos tarde porque estábamos echándonos la siesta, tienen que venir potencias extranjeras a ayudarnos, somos siempre fanáticos religiosos chupa-cirios... Bueno, el propio Cornwell aclara al final de cada novela que admira el valor de los guerrilleros, que para él fueron el verdadero ejército español durante la guerra de independencia (y no le falta razón en eso).

  
Hay que señalar que la cadena británica ITV sacó una serie de telefilmes en los 90 sobre la saga de Sharpe protagonizados por el genial Sean Bean, el inolvidable Boromir de El señor de los anillos. En youtube hay varios disponibles, pero en inglés. Yo he visto Sharpe's Gold. La ambientación es muy buena, una prueba más del cuidado y el buen hacer de los directores británicos. Pero los guiones se inventaron mucho a partir de las novelas, creando nuevos personajes y mezclando argumentos de unas y otras. Prefiero los libros, aunque es un buen acompañamiento al mismo tiempo.






Es curioso lo difícil que resulta encontrar los libros de esta saga hoy día en las librerías normales. Y eso que las últimas ediciones datan de 2008 o por ahí. Yo he tenido que comprarlos en librerías por internet como IBERLIBRO, web a la que siempre acudo en busca de libros descatalogados. La saga de Sharpe ha sido publicada en nuestro país por Edhasa. La edición en bolsillo está bastante bien. Hoy mismo acabo de terminar el siguiente: Sharpe y el oro de los españoles. Igual de emocionante que el primero.

 Una saga más que recomendable para todos los amantes de la novela histórica, de la vida militar, de la era napoleónica o simplemente para todos los que amamos las grandes historias de aventuras.



OVER THE HILLS AND FAR AWAY

lunes, 17 de abril de 2017

¡¡¡ FELIZ PASCUA !!!



 Y ENCONTRARON EL SEPULCRO VACÍO



¿POR QUÉ BUSCÁIS ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE?





 ¡Feliz Pascua a todos! Playmobil solo ha dedicado su serie de conejos a esta temporada, así que ahí va una imagen de ello:




lunes, 3 de abril de 2017

Rescate de fotos: semana santa 2009

Retomando este rescate de fotos y el período de cuaresma y ya enseguida semana santa, rescato ahora estas fotos correspondientes a la exposición de Playmobil de Hortaleza de 2009.



Una magnífica parada de camino a Cantabria en aquellas vacaciones de semana santa de 2009 (felizmente aprovechadas, por cierto ☺) y mereció ciertamente la pena. Además de hacer unas compras en el mercadillo de coleccionistas que rodeaba a las vitrinas, fue un buen recorrido a través de muchos temas distintos, customizaciones incluidas. 
El motivo principal de la exposición era homenajear a Hans Beck, el creador de Playmobil, que había fallecido en enero de aquel año (tuvo incluso su propia vitrina) Colgaré próximamente más fotos de esta memorable exposición; por ahora he aquí una muestra de la semana santa madrileña, mostrada con todo detalle:


Un Madrid en miniatura teniendo en cuenta el espacio disponible, de otra manera no estarían tan próximas la Puerta de Alcalá y la Cibeles (¡hala Madrid! jaja había que soltarlo...). Las casas victorianas simulan bastante bien las elegantes fachadas decimonónicas del Madrid de los Borbones: Gran Vía, Calle Alcalá, Paseo del Prado... Tampoco faltan el Neptuno y el parque del Retiro con el monumento a Alfonso XII.
Los capuchones o nazarenos o cofrades están estupendamente logrados y no les falta detalle. Lo mismo que la decoración de los pasos, tallas y cirios incluidos. Las cofradías son bastante reconocibles. La policía controlando a los coches, los espectadores que se agolpan, entre devotos, turistas o simples curiosos, los servicios de limpieza, etc.


 Un excelente despliegue de medios. No falta la guardia civil de gala desfilando, los legionarios, cámaras de televisión, las vacas de la Cow Parade (eso ya es rizar el rizo, o mejor dicho el cencerro), ambulancias...


 Esta reconstrucción de la semana santa madrileña me pareció de lo mejor de la exposición. Una vez más, es de admirar el cariño y el detalle que ponen los organizadores de estos eventos.

FELIZ SEMANA SANTA Y BUENAS TORRIJAS

sábado, 1 de abril de 2017

The Knick

   Actualmente, tras finalizar la primera temporada de The Last Kingdom, estoy viendo la serie estadounidense The Knick. Situada en un hospital de Nueva York en 1900, narra la vida de sus médicos y demás personal sanitario, con los retos y complicaciones de la medicina en aquella época.




     The Knick no es la típica serie de médicos. Principalmente porque se sitúa en una época muy concreta y muy distinta a la actual, en la que las operaciones se hacían en público, preparando verdaderas carnicerías, con unos equipos rudimentarios, pero novedosos para aquella época; un tiempo en el que la cocaína se vendía en la farmacias y la heroína se usaba como tratamiento en centros psiquiátricos... (vivir para ver).



    Un reto para aquellos médicos, pero ¿cómo se avanza en medicina sino aprendiendo de los errores? Como todo en la vida, por otra parte. Valientes fueron, por lo tanto. Así, a pesar de lo antes puesto, en la serie asistimos a las primeras cesáreas con éxito, las primeras radiografías (antes, eso sí, de comprobar los nefastas secuelas de la exposición al radio), reconstrucciones de partes de la cara (la chica a la que se lo hacen parece sacada de una historia steampunk y todo) e incluso el descubrimiento de los distintos grupos de la sangre.
   Sangre, eso sí, sangre a chorros, que, sin llegar a ser gore, puede impresionar a muchos. Pero The Knick es más que eso. Asistimos a toda una galería de la sociedad de la época con todas las cuestiones sociales: racismo, mafia, drogas, policía corrupta, clínicas abortistas clandestinas, etc. Aunque siempre alabo la labor y el talento de los británicos en el género histórico, debo aplaudir esta vez los de los americanos, que nos hacen recordar que la historia es algo importantísimo para ellos.



    El genial Clive Owen encabeza un reparto bastante sólido, con personajes muy logrados. Historias de obsesiones, desengaños, amor, violencia, fracasos, pero también logros. Todo ello es The Knick, un magnífico viaje a la Estados Unidos de 1900 sin tapujos, donde descubrimos que la belle epoque no fue tan alegre y despreocupada como pensamos y que la medicina tuvo un largo y duro camino que recorrer hasta nuestros días.