jueves, 19 de diciembre de 2019

Un rey acaba de nacer

Los magos llegan al palacio del rey Herodes en Jerusalén, tras largos días de marcha desde Oriente. El jefe de la guardia del rey les interroga:
-¿Quiénes sois?
-Venimos desde Oriente en busca del rey de los judíos que acaba de nacer ¿Dónde está? Pues hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo:


El capitán de la guardia les hace esperar en el patio e informa a Herodes. El rey idumeo, enfurecido, ordena que vengan a su presencia:



  Los magos se presentan ante el rey:



-Me dicen que habéis venido siguiendo una estrella en busca del rey de los judíos. Decid: ¿qué significa todo esto?



Melchor toma la palabra:
-Mi nombre es Melchor y ellos son mis compañeros Gaspar y Baltasar. Pertenecemos a la casta de los magoi. Venimos de la lejana Partia guiados por una estrella:



-¿Por una estrella?
-Sí, gran rey. Los magoi estudiamos el firmamento. El nacimiento de una nueva y prodigiosa estrella anuncia un acontecimiento de grandes consecuencias: el nacimiento de un nuevo rey de los judíos, el Mesías anunciado por vuestros profetas:




El rey Herodes contiene su ira al oír estas palabras.
-Llamad a los maestros de la ley-ordena:



  Dos rabinos se presentan en el salón del trono. Hacen una reverencia a Herodes.
-Decidme ¿dónde dicen las Escrituras que habrá de nacer el Mesías?-les pide:




 -En Belén de Judá, gran rey. Así lo dice el profeta Miqueas: "Pero tú, Belén de Efrata, la más pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá aquel que pastoreará a mi pueblo: Israel".




 Herodes se queda unos instantes en silencio tras oír la lectura del rabino. Se levanta del trono y se dirige a los magos:
-Decidme ¿cuánto tiempo hace que descubristeis esa estrella?
-Hace unas cuatro lunas, gran rey-responde Melchor.



El rey pasea pensativo por el salón. 


-Id pues, partid para Belén. Y si hallaseis a ese niño volved para darme aviso de ello y así pueda ir yo también a adorarlo.
  Los magos hacen una reverencia ante Herodes antes de abandonar el palacio. Pero los ojos del rey, en los que solo ven ira y odio, les dicen que será mejor no volver por allí...



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