viernes, 4 de septiembre de 2020

Duelo junto a los carmelitas

   D'Artagnan llega al solar junto al convento de los carmelitas puntualmente a las doce. Allí está ya Athos esperándole:
-Veo que no os habéis echado atrás-dice Athos.
-Aquí me tenéis.


-Disculpad, pero estoy esperando a unos amigos que actuarán como padrinos.-explica Athos.
-Yo no tengo padrinos, señor. Los vuestros tendrán que ser también los míos.
-¿No conocéis a nadie en París?


 -Solo al señor de Treville. Pero, señor, si os afecta a vuestro hombro podemos dejar el duelo para más adelante...
-Me sirvo igual con los dos brazos, señor gascón ¡Ah, por allí vienen mis amigos!



     D'Artagnan se asombra al ver llegar a los dos mosqueteros contra los que ha sido citado a batirse:
-Pero ¿cómo? ¿Son estos vuestros padrinos?
-Estos son ¿No sabéis que en todo París somos conocidos como Athos, Porthos y Aramis, los tres inseparables?
-Perdona el retraso, Athos... Pero ¿vas a batirte contra este joven gascón? ¡Si tengo que batirme con él!-dice Porthos asombrado.
-A la una-apunta D'Artagnan.



-Yo también me bato con él-dice Aramis.
-A las dos.
-¿Cuánto tiempo lleváis en París, muchacho?-pregunta Athos.
-Unas pocas horas.
-¡Diablo! Tres duelos en un día.


-¿Por qué te bates con él, Athos?-pregunta Porthos.
-Porque me hizo daño en el hombro herido ¿Y tú?
-¿Yo? Pues... yo me bato porque me bato.
-¿Y tú, Aramis?
-Por una cuestión de teología... Tenemos una discrepancia acerca de un punto de San Agustín.
-Bien, pero las posibilidades de que tengan lugar vuestros duelos son escasas. Empecemos, pues.
-Estoy presto, señor-dice D'Artagnan.


 Comienza el duelo, pero...


-¡Los guardias del cardenal!¡Envainad!-dice Porthos.


   Jussac, teniente de la guardia del cardenal, avanza seguido por cuatro de sus hombres:
-¡Vaya, mosqueteros! Parece que los edictos no sirven de nada... ¿Habéis olvidado que su eminencia el cardenal Richelieu ha prohibido los duelos?
-Señor Jussac, nada haríamos si fueseis vos quien se batiera...



-Envainad y seguidnos: quedáis todos arrestados.-dice Jussac mirando con desprecio a los mosqueteros.




-Jussac, por nosotros no habría inconveniente, pero el señor de Treville nos ha prohibido abandonar nuestras funciones.-dice Aramis.
-¡Basta! Entregad las armas.


-Ellos son cinco y nosotros solo tres...-dice Athos.
-Os equivocáis, señor: somos cuatro-dice D'Artagnan.
-Esto no va con vos, muchacho. Es un asunto de los mosqueteros.


-Es cierto que todavía no soy mosquetero, pero soy mosquetero de corazón. Permitidme luchar a vuestro lado.
  Athos mira con admiración a este osado gascón.
-¿Cómo os llamáis?
-D'Artagnan.
-D'Artagnan, vuestro valor está ya probado. Nuestro lema es: "Uno para todos y todos para uno".


-¡En guardia, señores!


  Los mosqueteros luchan con entusiasmo: nunca rechazan un duelo. D'Artagnan practica las fintas que le enseñó su padre y maneja su espada con agilidad:


Poco a poco, los aceros de los mosqueteros hacen caer y retroceder a los guardias:





 D'Artagnan se enfrenta a Jussac. Su estocada es poderosa, pero el joven gascón no se amedrenta:


 Y hiere finalmente al teniente de la guardia del cardenal:




 -¡Demonios con el joven gascón! Ha herido al mismo Jussac-dice Porthos.
-Sois realmente diestro con la espada para ser tan joven, D'Artagnan.-dice Athos.
-De todos ha sido la victoria, señores-dice alegre D'Artagnan.


¡Uno para todos y todos para uno!








2 comentarios:

  1. Que de recuerdos esas escenas, creo que he visto todas o casi todas las versiones de la pelicula...

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    1. Los mosqueteros será siempre uno de mis temas favoritos.
      Gracias por pasarte

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