Ayer, gracias al departamento de religión del IES Brianda de Mendoza, pude reencontrarme con parte de mis alumnos del IESO Aries XXI de Valdeluz. Una visita a Segovia que Juanmi, el profesor de religión, me propuso ya en diciembre. Si estuve pensando cómo reencontrarme con ellos, como Cristo en Emaús, aquí tenía la respuesta. Acepté, por supuesto.
Y allí estaban de nuevo, cuando nos reencontramos con emoción en el autobús: Candela, Paloma, Alexia, Francis, Juan, Marcos, Aitor, Xian, Miguel Ángel, Samuel...
Lo mejor de todo es que la reacción en ellos fue de dos formas: unos se sorprendían de que me acordara de todos sus nombres y de todas las anécdotas que vivimos el año pasado. Para otros, era como si no hubiese pasado el tiempo: como si hubiésemos tenido la última clase ayer. Sí, la misma sensación que he tenido yo todo este año.
La visita a Segovia, para mí una de las mejores ciudades de nuestro país, sin ninguna duda, partió desde el Acueducto, donde nos dejó el autobús. La idea eran dos visitas guiadas: una a la catedral y otra al palacio episcopal. Allí, en la catedral, bajo las bóvedas de crucería y la luna de no recuerdo qué autor, me pusieron al día, incluidas las nuevas maquinaciones del dictador, recordamos tal o cual cosa, etc.
-Quédate con nosotros, pues es tarde y el día se acaba.
Eso le dijeron los discípulos a Jesús en Emaús. Supe entonces que los chavales le preguntan con frecuencia a Juanmi por mí, y que todavía esperan mi regreso.
Que los chavales se enteraran de la explicación de la guía, ya es otra historia. Y eso que siglos enteros nos contemplaban desde la Edad Media.
Tras contar yo la superstición del libro de San Frutos, que sospecho que algunos creyeron (al menos la escucharon atentos). Nos encaminamos al Alcázar. A las puertas de este, Juanmi me pidió que les explicara ante qué nos encontrábamos. Y, de nuevo, la atención fue total: los de Valdeluz, por la novedad de reencontrarse conmigo, y los del Brianda, por la novedad de que no era Juanmi el que les daba la clase. Realicé mis guiños al curso pasado con el gótico y los Reyes Católicos.
Después, volvimos a la zona del Acueducto para comer. Acompañados de Vicente, profesor de música este año en Valdeluz (ninguno del curso pasado, excepto Juanmi, seguimos allí), comimos en un burguer. Después, nos encaminamos de nuevo por la calle principal para visitar el palacio episcopal. Aquí nos dividimos en dos grupos. El cansancio de la jornada estaba latente, pero las risas siguieron llenándolo todo.
Para despedirnos de Segovia, nos hicimos una última foto ante el Acueducto.
La Operación Emaús ha sido un éxito ¡Gracias por este reencuentro! Ojalá podamos reencontrarnos de nuevo en los Juegos Grecorromanos, donde tanto disfrutamos el año pasado.
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