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domingo, 14 de diciembre de 2025
Un rey acaba de nacer (VIII)
sábado, 13 de diciembre de 2025
Día de Santa Lucía 2025
viernes, 12 de diciembre de 2025
El acebo y la hiedra
When they are both full grown
Los sacerdotes escandinavos tenían al acebo por
una planta sagrada. Resulta representativo que la palabra inglesa holly (acebo) sea casi igual que holy (sagrado). El carácter sagrado de
esta planta recae precisamente en su condición de resistir al invierno, al ser
un árbol perenne, convirtiéndose así en símbolo de eternidad. Es decir, lo
mismo que sucede con el abeto y el pino. Al mismo tiempo, por sus frutos rojos
que salen durante el duro invierno, simbolizaba también la fertilidad: en medio
de la tierra yerma invernal, era la promesa de que la vida se regeneraría a
pesar de todo. En las fiestas de Yule, el acebo ahuyentaba los malos espíritus.
También los celtas le atribuían varios poderes. La figura del Rey del Acebo era la personificación del invierno para el mundo celta.
Tocado con una corona de acebo, este personaje se enfrentaba al Rey del Roble, el cual personificaba el verano. La victoria de uno de los dos daba lugar a una u otra estación del año para los celtas. La leyenda de Sir Gawain y el Caballero Verde no es sino una representación en época medieval de aquella creencia. Gawain derrota precisamente al misterioso caballero en Navidad.
Se creía que los golpes propinados con varas o lanzas hechas de acebo
eran mortales. Tal era la pureza y fortaleza de su madera para aquellos pueblos
que aseguraban que era la única que se hundía en el agua.
El acebo era también parte de los adornos de las
Saturnales, en la antigua Roma. Los romanos decoraban sus felicitaciones con
pequeñas ramas de esta planta. Ignoramos si los romanos la tenían ya como
planta sagrada o si la tomaron de los germanos.
Con la llegada del cristianismo, el acebo cobró otro significado. Las puntiagudas espinas se vincularon con la corona de espinas de Cristo y los frutos rojos, con su sangre. Pero con toda seguridad, el pueblo llano siguió viendo en el acebo un símbolo de eternidad, aspecto que, después de todo, forma parte de la religión cristiana.
Actualmente, el acebo es una planta protegida. En la provincia de Soria se encuentra el mayor acebal del sur de Europa: el de Garagüeta. Aunque se trata de una reserva natural, su poda está controlada por los agentes medioambientales para la venta por Navidad.
La hiedra también está presente entre las decoraciones navideñas,
especialmente en los países anglosajones. Su significado es el mismo que el del
acebo, en cuanto a su resistencia al invierno. Entre los celtas era también la
planta que resistía a la muerte, ya que no es extraño encontrarla en ruinas,
como enredadera salvaje por las paredes. Ese mismo significado fue retomado por
el cristianismo.
El acebo y la hiedra recoge aquellos cultos antiguos y conserva, al mismo tiempo, la pervivencia de la idea de la unión de lo masculino y lo femenino en el
contexto agrícola primitivo: el sol y la luna. Para otros, el hecho de que
lleve la corona no indicaría una victoria o superioridad, sino que reafirmaría
la idea de la corona de espinas de Cristo.
En la serie Victoria la reina Victoria toca este villancico al piano, en un capítulo en el que se discute el papel tanto de ella como de su esposo, el príncipe Alberto. De esta forma, El acebo y la hiedra simbolizaría la "rivalidad" de los esposos.
jueves, 11 de diciembre de 2025
Mercadillo navideño
Visitamos este mercadillo navideño, como es típico en tantos lugares de Centroeuropa:
miércoles, 10 de diciembre de 2025
Belén de Cuadrado Duque 2025
Un diciembre más la constructora alcarreña Cuadrado Duque nos expone su belén de Playmobil. Un año más nos muestran el esmero y dedicación que ponen en la selección de espacios y de piezas. La novedad de este año ha sido el magnífico campamento romano.
martes, 9 de diciembre de 2025
La última Navidad de Dickens
Acudimos ahora a una de las figuras que más ha forjado la imagen pública (o privada) de la Navidad: Charles Dickens.
Con su obra Cuento de Navidad, Dickens no solo aportó una visión humanista y optimista de esta fiesta. Se puede decir que también la salvó.
La huella puritana seguía muy presente en Gran Bretaña. Se podría decir que el clero anglicano era “celoso del celo”, pues los vicarios parecían competir por ver quién celebraba la Navidad de forma más austera. Sus festejos no parecían extenderse más allá de celebraciones privadas a nivel familiar y actos en las parroquias. Con Cuento de Navidad, Dickens promovió una celebración vitalista, grandiosa, que diseñó, de algún modo, la idea que todos tenemos de la Navidad.
Dickens hizo que la Navidad recuperara el
jolgorio y la alegría, tanto a nivel estético como emotivo, de los tiempos
pasados. La reina Victoria, admiradora de Dickens, promovió también este nuevo
impulso a la Navidad. La soberana fue ayudada en esta labor por su esposo, el
príncipe Alberto, quien, como ya hemos visto, hizo muy popular la difusión delárbol de Navidad entre los hogares británicos.
En diciembre de 1869 Dickens acudió por última vez para hablar en Saint James Hall ante docenas de personas que esperaban, como en otras ocasiones, escucharle leer sus obras, poner voz a sus personajes.
El hombre que había creado a Scrooge y vuelto a dar
vida a la alegría navideña en la era victoriana no iba a hablar de Oliver Twist
ni de David Copperfield, ni de ningún otro de sus personajes: iba a despedirse.
Era su última Navidad.
Dickens
resaltó en ésta, la que fue su última conferencia, con nostalgia, sus recuerdos
navideños:
"Hubo épocas en las cuales, para la
mayoría de nosotros, la Navidad rodeaba nuestro mundo limitado, sin dejarnos
buscar nada nuevo ni tampoco echar nada de menos. Nos agrupaban a todos y cada
uno alrededor del hogar y hacía que el pequeño cuadro brillara completo ante
nuestros ojos."
De
nuevo, reivindicó lo que para él debería ser la verdadera Navidad:
"¿Existió
realmente alguna vez esa cena de Navidad, después de la cual nos levantamos y
generosa y elocuentemente rendimos honor a nuestro último rival, presente entre
los invitados, y allí mismo nos juramos amistad e indulgencia y encontramos un
afecto perdurable hasta la muerte?[…]Por eso, cuando llegamos a cierta edad,
estamos aún más agradecidos, porque el círculo de nuestros recuerdos de Navidad
se expande más aún y aporta nuevas lecciones. Demos la bienvenida a cada uno de
ellos e invitémosle a ocupar su lugar cerca de la chimenea."






























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