Safari victoriano

   Volvemos al África colonial, retomando la idea de la tienda de campaña. Ha sido uno de los posts que más visitas ha recibido en el blog. En este caso, una escena de safari en la sabana. O por lo menos, los objetos que llevan consigo los participantes del safari:

    Volvemos con el mismo personaje de la tienda de campaña, acompañado en esta ocasión por una dama victoriana:

Para la dama intentaré hacerme con un torso blanco y un pañuelo o lazo negro, para futuras entradas:

Rus de Kiev

     Los vikingos provenientes de Suecia van instalándose en la ruta de los grandes ríos, como vimos. Desde que el vikingo Rurik fue elegido jefe de Novgorod por las tribus eslavas, los dos pueblos irán fusionándose y conformando una nueva realidad: Rusia. Oleg, pariente de Rurik, se convierte en gran príncipe de Kiev. Acaba de nacer la Rus de Kiev. Hay varias teorías sobre la palabra "rus": "remo", "rojo", "hermosa"... También lleva a confusión el hecho de que las fuentes hablen de "rus" para referirse a los antiguos rusos y al mismo tiempo para hablar del estado en sí: Rus. La unión de estas Rus dará lugar a Rusia.

  Echemos un vistazo a Kiev, esta ciudad-estado que ha ido extendiendo su poder e influencia como centro comercial:

    En Kiev se pueden comprar toda clase de productos venidos de varios rincones. Aquí llega la seda de China, las especias de la India, el ámbar del Báltico, productos nórdicos, bizantinos, etc. En Kiev se pueden comprar también armas, ganado, metales preciosos, etc.

A Kiev acuden también mercaderes árabes y de otras zonas de Asia:

Son muchos los negocios y los tratados que se acuerdan en Kiev:

Tampoco puede faltar una buena vigilancia en las empalizadas:

Los valientes de Fort Glory (III)

   Días después, la diligencia que lleva al coronel Foster, el nuevo jefe de Fort Glory, llega al fuerte:

Todos los soldados de la guarnición de Fort Glory están en formación para recibir al coronel:

-¡Firmes!-ordena el sargento O'Malley:

   El coronel Foster desciende de la diligencia. El mayor O'Donnell se aproxima para hacer el saludo. El coronel responde al saludo con gesto arrogante.

-Coronel, bienvenido a Fort Glory. Le esperábamos. Soy el mayor O' Donnell.

-Mayor...

El coronel pasa revista a los soldados guiado por el mayor. Éste le presenta al teniente Harrison:

   El coronel pasa revista a los soldados formados junto a Harrison. De pronto, se detiene furioso ante el cabo Spike:

-¡Usted! ¿Qué significa ese aspecto descuidado? ¡Intolerable! Mayor, dos días de arresto para este hombre.

Tal como temía el mayor, las cosas van a complicarse en Fort Glory...

Zafarrancho de combate

     ¡Barco a la vista! grita el vigía del Intrepid:

    ¡A babor! El capitán Blyton enfoca su catalejo hacia la dirección indicada. Se trata de un barco francés: el Triton.

¡Los franceses! Blyton sabía que podían encontrarlos en el viaje. 

Desde el alcázar del Triton, el capitán Lavois avisa al Intrepid de sus intenciones:

    ¡No tienen ninguna posibilidad! ¡Ríndanse o les destruiremos! ¡Ya han oído la advertencia!

Los franceses parecen muy seguros de su superioridad:

 No hay duda de que el Triton es de mayor tamaño que el Intrepid, pero ni Blyton ni sus hombres parecen intimidados ante la amenaza francesa. El capitán da orden de movilizarse:

    Los franceses parecen ansiosos por entrar en combate. Apresar este barco inglés dará prestigio a la marina de Luis XVI. El capitán Lavois da una orden al oficial encargado de la batería de babor:

¡Fuego!

El cañonazo impacta cerca del casco del Intrepid:

    El capitán Blyton da la orden: ¡Zafarrancho de combate! El teniente Tower moviliza a los royal marines:

    Los hombres del Intrepid corren de un lado a otro. El contramaestre Ferguson grita: ¡A la santabárbara! ¡Repartan mosquetes, pistolas, hachas! 

    Todos los marineros están preparados para el combate. Después de todo, el Intrepid es un buque de guerra de Su Majestad. La lucha está a punto de empezar.

Entrada del emperador en la ciudad

    La ciudad se llena de estandartes y banderas. Se escucha música de flauta y tambor: el emperador en persona visita la ciudad:

   La idea para esta entrada viene del cuadro Entrada de Rodolfo I en Basilea, de Franz Pforr. Un cuadro que siempre me ha llamado la atención desde pequeño, por los caballeros que aparecen.       Naturalmente, ni los edificios son exactamente igual ni las vestimentas. Aunque Pforr hizo un anacronismo intencionadamente: él pintó el cuadro en el siglo XIX, reconstruyendo una escena del siglo XIII (Rodolfo I fue el primer emperador de la casa de Habsburgo), pero con vestimentas del XVI:

     En mi caso, seguimos en la Baja Edad Media.

   El emperador, escoltado por un largo séquito de nobles y caballeros, saluda a la población, que le aclama. Será recibido por las autoridades del ayuntamiento de la ciudad: el burgomaestre y los cónsules, que, como ya vimos, le deben su autonomía frente al señor feudal (landgrave). He recuperado la pechera y el escudo del águila bicéfala, que no había sacado hasta ahora en ninguna entrada:

    Como en el caso de la fiesta medieval (enlace), me sorprendo al ver que los últimos diez años he estado comprando población civil porque tenía poca y ahora veo que tengo más de la que recordaba:

El balcón se sigue amortizando solo:

El steck sigue puesto al servicio de la recreación histórica:

Varegos

  Ya habíamos hablado hacía tiempo aquí de los varegos. Es decir, los vikingos provenientes en su mayoría de Suecia que viajaban por Rusia en la Ruta de los Grandes Ríos hasta Constantinopla. El término "varego" parece provenir de la expresión nórdica vaeringjar: "promesa". Seguramente era la forma en la que los bizantinos la oyeron de estos vikingos cuando entraron al servicio del emperador de Bizancio. Lo que está claro es que para los bizantinos los varegos era toda persona proveniente del norte, fuesen vikingos o eslavos. Por otra parte, como ya comentamos en su momento, los rusos son el resultado de la mezcla de aquellos vikingos y de las tribus eslavas con las que comerciaron.

    Tras fracasar en su intento de conquistar Constantinopla, fueron muchos los vikingos que ofrecieron sus servicios al emperador bizantino como mercenarios:

    De acuerdo con las reconstrucciones en ilustraciones que he puesto, tomadas a su vez de manuscritos y miniaturas antiguos, los varegos muestran en su indumentaria y armamento una mezcla de lo vikingo y lo eslavo:

Fue el emperador Basilio II de Bizancio el que creó una guardia de varegos a su servicio:

    Basilio II confiaba más en estos varegos que en sus guardias bizantinos. La guardia varega estuvo al servicio de los emperadores de Bizancio hasta su caída en 1453, aunque se cree que solo sobrevivieron de forma ceremonial desde el siglo XIII.

La aventura de Cabeza de Vaca

     Antes de que los colonos ingleses se lanzaran a explorar el sur de los actuales EEUU, antes de la famosa expedición de Lewis y Clark, un español natural de Jerez de la Frontera recorrió aquellas vastas tierras desconocidas en una aventura sin precedentes: Alvar Núñez Cabeza de Vaca.

    Todo comenzó en junio de 1527, cuando Cabeza de Vaca acompañó como tesorero a Pánfilo de Narváez en el viaje de este a Florida para tomar posesión de la península en nombre del emperador Carlos I. Narváez había dirigido al ejército enviado por Diego Velázquez de Cuéllar para apresar a Cortés. Pero fracasó y quedó tuerto de un ojo:

    Cabeza de Vaca recoge su aventura en su libro Naufragios. La expedición de Narváez desembarcó en Florida, pero no era lo que se esperaban. Los indios eran hostiles y no encontraron los ansiados recursos que buscaban. Pero, a diferencia de lo que se cuenta por ahí (sobre todo en internet), el libro no menciona en ningún momento que buscasen la legendaria Fuente de la Eterna Juventud. 

    Así, Narváez dio orden de hacerse a la mar con botes para alcanzar la costa del oeste. Una tormenta desvió los botes y Cabeza de Vaca perdió de vista a sus compañeros. Naufragó en la isla Galveston, en la costa de Texas:

    De Narváez jamás se supo. Cabeza de Vaca fue tomado como esclavo junto a otros españoles supervivientes. Destacó como curandero ante los admirados indios, lo cual les hizo ganarse su respeto. Es difícil saber qué tribus eran aquellas con las que Cabeza de Vaca trató, pues los nombres que les pone en Naufragios no se corresponden con ninguna. Pero debió tratarse de los kiowas, wichitas, conchos, etc. Tras varios episodios conflictivos con los indios, solo Cabeza de Vaca logró la libertad y se reencontró con tres supervivientes de los botes de Narváez: Andrés Dorantes de Carranza, Alonso del Castillo y Estebanico, un africano que fue el primer hombre negro que pisó EEUU.

    Así, Cabeza de Vaca y sus compañeros se lanzaron a caminar por aquellas vastas tierras de las actuales Texas y Nuevo México con el objetivo de alcanzar el virreinato de Nueva España. En su largo viaje, descubrieron valles, ríos, desiertos y trataron con numerosas tribus:

    Los cuatro expedicionarios comerciaron con los indios de estas tribus. Cabeza de Vaca siguió extendiendo su fama de curandero.

    En una ocasión le llevaron ante un indio que había sido herido por una flecha: "Era muy larga, y con un hueso de venado, usando de mi oficio de medicina, le dí dos puntos[...] y otro día le corté los dos puntos al indio, y estaba sano; y no parescia la herida que le había hecho sino como una raya de la palma de la mano, y dijo que no sentía dolor ni pena alguna; y esta cura nos dio entre ellos tanto crédito por toda la tierra, cuanto ellos podían y sabían estimar y encarescer".

    Finalmente, en 1536, se encontraron con unos jinetes españoles en el oeste del actual México:

"Y otro día de mañana alcancé cuatro cristianos de caballo, que recebieron gran alteración de verme tan extrañamente vestido".

    De este modo, el largo y duro viaje terminó. Fueron nueve años recorriendo un mundo desconocido, lanzados a la aventura con la única idea de sobrevivir. Y lo consiguieron.