miércoles, 29 de enero de 2020

Taller de tejedores


Los tapices son muy solicitados en la Edad Media por reyes, nobles y burgueses. Es un lujo caro que da distinción a las estancias y ayudan a conservar el calor de las chimeneas.



   Los talleres de tapices más valorados son los de Flandes. Estos talleres son toda una industria en la que se vuelca toda la familia y empleados.




  Hay que saber elegir bien la lana y las plantas de los que se sacarán los colores para la elaboración de los tapices.



En este taller se trabaja sin descanso. Un noble francés ha encargado una serie de tapices para su castillo. Los dueños del taller han recibido los cartones del diseño que han de seguir para elaborarlos.




  Estas mujeres seleccionan flores de las que extraerán los colores precisos para los hilos con los que tejerán los tapices. A su derecha, otra mujer remueve en una tina agua con hojas de glasto para macerarlas:



   Con el glasto se obtiene el preciado azul. El dueño del taller y su esposa comprueban en una tela de muestra que es el color que buscan para los tapices:



   Las tejedoras se ponen manos a la obra:



En la casa del abuelo Klaus

Al caer la tarde, el abuelo Klaus hace algunos trabajos de carpintería.




Mientras, Hans repasa sus lecciones ante la atenta mirada de Bolgo.



    Siempre hay alguna silla que arreglar, alguna pieza que lijar y también trabajos de artesanía.





El último fuerte español


    Cuando se habla de relatos y películas de colonos en Norteamérica en el siglo XVIII pensamos siempre en soldados ingleses y soldados franceses luchando contra indios iroqueses o entre ellos. Pero la bandera rojigualda ondeó también por aquellas lejanas latitudes. 
    La isla de Nutka, situada en la costa occidental de Canadá, perteneció a España. En 1789 los soldados españoles, enviados por el virreinato de Nueva España para explorar la costa norteamericana del Pacífico, construyeron un fuerte en la isla. Una isla que por su importancia estratégica (cercana al estrecho de Bering y en la ruta hacia China) era objetivo también para Gran Bretaña y Rusia. Una zona también en la que muchos vieron que el comercio de pieles iba a ser otra fuente de riqueza importante:




    Allí se instaló la pequeña colonia de Santa Cruz de Nuca, protegida por el fuerte de San Miguel. Un pequeño fuerte formado por una batería, un almacén de pólvora y unos pocos barracones:




  Allí están también los soldados de la Compañía Franca de Voluntarios de Cataluña (que por mucho que pese a algunos, siempre estaban presentes en las campañas emprendidas por España) con su típico uniforme azul de puños amarillos:










    La colonia fue visitada por Alessandro Malaspina en su famoso viaje (del que hablaremos algún día en Playmoguardian).
    Los indios nootka han establecido buenas relaciones con los españoles. Este cazador nootka acude al fuerte a comerciar con pieles:



domingo, 26 de enero de 2020

La amenaza de los bárbaros

 Después de cruzar el Rin, los bárbaros avanzan hacia Roma, cada vez más desprotegida. Los vándalos, dirigidos por su rey Genseric, son los más sanguinarios.








  
    Esta partida de vándalos ha asaltado una ciudad romana de la Galia Cisalpina, de camino a Roma. Los feroces bárbaros saquean todo lo que encuentran:




sábado, 25 de enero de 2020

Soldados coloniales hindúes


   Volvemos a la India colonial para ver unos cuantos soldados del ejército nativo al servicio de la corona:



Como se puede ver en las ilustraciones, los uniformes del ejército hindú del Raj británico combinaban indumentaria británica con sus típicos turbantes:














Aquí, un fusilero bengalí junto a uno de sus oficiales:



viernes, 24 de enero de 2020

Intercambios con los esquimales

  La expedición Nares-Markham se ha introducido en territorio esquimal o inuit. Los esquimales son un pueblo amable y hospitalario. Markham y sus hombres, aunque ya habían oído hablar de estas gentes por la expedición de Sir John Ross (1829), se sorprenden al imaginar a los esquimales viviendo todo el año en un lugar tan inhóspito:







 Los británicos intercambian objetos con los esquimales. Éstos les enseñan sus técnicas de caza y pesca con el arpón, cómo cuidan de los perros, cómo preparan el pescado, etc.






Los esquimales les darán también un valioso consejo a los británicos y a todos los europeos: usar perros para tirar del trineo. Si Scott y Shackleton hubiesen seguido este consejo las cosas habrían sido muy distintas en el Polo Sur... Pero eso es otra historia...

miércoles, 22 de enero de 2020

El sendero de la guerra


  Dakota del Sur, 1865. Al terminar la guerra civil americana se reanuda la conquista del oeste, por medio del ferrocarril. El "caballo de hierro" invade las grandes praderas y con él, el ejército. 
  Los jefes de varias tribus sioux se han reunido para deliberar ¿Qué hacer ante el avance de los casacas azules?



Ante el totem sagrado, los guerreros danzan. Los chamanes invocan a Wakan-Tanka:











 Los jefes fuman el calumet y hablan por turnos sobre la situación:






La decisión está tomada. El jefe Bisonte Rojo toma el tomahawk: han escogido el sendero de la guerra.



Armamento de caballero

   Gastón de Berchatel es un caballero vasallo del conde Gontrand. Su escudero le ayuda a vestirse con la armadura. Al tratarse de un caballero del siglo XII, primero viste una túnica blanca simple sobre el cuerpo:








A continuación, sobre la túnica, el escudero le pone el peto de cuero:




   Para proteger la cabeza y la piel de la cota de malla, le pone una cofia. Sobre el peto de cuero va la pesada cota de malla o loriga:




Para proteger la cabeza, sobre la cofia, se coloca el almófar, también de cota de malla. Sobre la cota de malla, Gastón se pone el peto con su blasón: cabeza de águila de plata sobre campo de azur.




 El escudero le coloca el pesado yelmo llamado "yelmo encerrado", muy popular en el siglo XII por su eficacia protectora en la batalla:




 Gastón monta sobre su caballo. El escudero le alcanza su lanza:











martes, 21 de enero de 2020

La batalla de Pensacola

    Pensacola, Florida, 1781. Las trece colonias británicas de Norteamérica se han rebelado contra la metrópoli, como vimos. España se ve obligada a entrar en la guerra a favor de los insurrectos por dos motivos: apoyar a su gran aliado, Francia, y hacer frente a la expansión británica por sus territorios. Bernardo de Gálvez, gobernador de Luisiana (cedida por Francia en 1763), lidera a las tropas españolas en Pensacola. Así lo inmortaliza este extraordinario cuadro del gran Augusto Ferrer-Dalmau, cuya obra Imperio tengo el placer de estar leyendo ahora:



Los británicos combaten secundados por sus aliados: los indios creek. Durante la contienda, muchas tribus indias apoyarán a un bando o a otro según convenga, o de acuerdo con las promesas de los europeos...



Aquí, un oficial español, sable en mano:




 Un soldado español del regimiento de Navarra, con el fusil listo para entrar en combate: