domingo, 1 de septiembre de 2024

Qué grande era el cine

  Una llamada a la nostalgia y a la televisión de calidad es lo que siento ahora al recordar el mítico programa de TVE ¡Qué grande es el cine! En su momento, cuando el programa empezó, allá por 1995, yo era muy pequeño, era "para mayores", aburrido, y se emitía a altas horas. Pero cuando cumplí quince años y empecé a interesarme por el cine en cuanto a géneros, encuadres, mensaje, etc. ¡Qué grande es el cine! se me presentaba como la vía para aprender sobre todo esto y ya no como "ese programa para mayores donde salen unos señores fumando y que mis padres grababan a veces en VHS". Y, por eso, intenté grabar todas aquellas emisiones de películas que me interesaban.


¿Pero qué fue exactamente ¡Qué grande es el cine!? Fue un programa de emisión de películas presentado por el gran José Luis Garci, el primer director español en ganar un Óscar, que trataba de acercar grandes películas de la historia del cine al gran público con un coloquio entre cinéfilos.

José Luis Garci, la pasión por el cine en carne y hueso



 La idea surgió, como hemos dicho, en 1995, para conmemorar los 100 años del invento del cine por los hermanos Lumière en la década de 1890. En principio, se iban a emitir solamente 50 películas, pero el éxito del programa hizo que, durante diez años en antena (¡y parece que fueron más!), se emitieran hasta 500. 
  Por ¡Qué grande es el cine! desfilaron grandes clásicos del séptimo arte, como Casablanca, Matar a un ruiseñor, El tercer hombre, Fort Apache, El hombre tranquilo, Psicosis, Ciudadano Kane y muchas más



  Pero también se prestó atención a películas no tan antiguas para la época, como Amadeus, Reservoir Dogs o Tomates verdes fritos.



 Además, en una época sin plataformas digitales la única forma de ver ciertos títulos era gracias a Garci. Y todavía hoy es imposible encontrar ni en plataformas ni en DVD ni en ningún otro medio muchas de ellas. Ya solo por eso tendríamos que estar agradecidos a Garci y a sus colaboradores.
   ¡Qué grande es el cine! se iniciaba con Moon River, la nostálgica y sugerente canción que ponía  música a Desayuno con diamantes. Garci presentaba brevemente la película que se iba a emitir y luego daba paso a sus invitados. Cada uno de ellos hacía una breve valoración sin hacer spoilers y, a continuación, se daba paso a la película. Después, Garci leía algunos apuntes históricos sobre el año en el que se produjo el film, que solían ser "en aquel año Rocky Marciano se proclamaba campeón de los pesos pesados" o "en aquel año el Real Madrid se proclamaba campeón de Europa". Y, después, daba paso al coloquio.
  Fueron muchos los invitados que participaban en estos coloquios, pero una de las caras habituales fue la del productor y ex-censor Juan Miguel Lamet, con su pasión por destacar "la puesta en escena" o su "no me gusta"... Seguramente, el tertuliano que más discrepaba (lo cual animaba el coloquio, claro).

Discrepo, José Luis...

Otra cara habitual fue la del fiscal Eduardo Torres-Dulce, gran experto en western y que conocía de una película hasta cómo se llamaba el cámara o la maquilladora. Como Garci, Torres-Dulce no disimulaba su entusiasmo cinéfilo.


 "Nada del western me es ajeno". Ni a mí.

Hay que destacar también al guionista Juan Antonio Porto, quien dijo de ¡Qué bello es vivir!, "no es una película de estío".

Pues no, mejor ver ¡Qué bello es vivir! en Navidad


  Miguel Marías, que, mientras comentaba tal o cual escena, iba preparando y encendiendo su pipa al estilo de Sherlock Holmes.

Fumar era lo habitual en la tele de aquella época, pero muchos solo recuerdan el humo que flotaba en el plató...

O el entrañable Oti Rodríguez Marchante, quien comentó que a quien no le asomara una lágrima en la escena final de ¡Qué bello es vivir! que se lo hiciera mirar...

Pues es verdad...






 Otras caras menos habituales fueron Fernando Sánchez Dragó, Juan Manuel de Prada, Fernando Méndez-Leite o Luis Alberto de Cuenca. Y algunas veces, también participaron mujeres. La escasez de la cuota femenina fue una de las cosas por las que más se criticó al programa. Algunas de estas invitadas fueron Clara Sánchez, Amparo Serrano de Haro o Beatriz Pérez-Aranda.

 Hoy la cuota sería de hombres, en algunos casos...

  Con  ¡Qué grande es el cine! yo aprendí a observar un plano-secuencia, la trayectoria de Frank Capra, la gran carga artística de Fanny y Alexander, la amistad de Sergio Leone y Ennio Morricone, la encantadora Donna Reed, la depresión de James Stewart tras la II Guerra Mundial, los detalles desapercibidos de La noche del cazador, de El apartamento o de Doctor Zhivago, conocer la obra de Jacques Tati o las anécdotas de Kirk Douglas.





  Todos comentaban su punto de vista, incluyendo el propio Garci, sin caer (salvo algunos casos) en la pedantería y hacían partícipe, de algún modo, a los espectadores.  Cada uno escogía al final la escena de la película que más les había gustado.  ¡Qué grande es el cine! era culto, sincero y libre. Fue una verdadera escuela de cine.
 ¿Cómo terminó todo, allá por 2005? Nadie lo sabe realmente. Se rumoreaba que Garci se negaba a no fumar en la tele tras la ley antitabaco de Zapatero. También se decía que TVE le obligaba a sacar más mujeres. O que ya no querían un programa estático, "anticuado"... ¿Quién sabe realmente el verdadero motivo?
  Tras la cancelación del programa, Garci pasó a presentar programas similares en Telemadrid y Trece (de donde también le han echado hace poco por negarse a obedecer la orden de emitir solo películas en color) y a colaborar en el programa de radio Cowboys de Medianoche. A pesar del rechazo de la cadena pública, son miles los españoles aficionados al cine que le agradecen su labor por acercar el séptimo arte y es uno de los pocos que en nuestro país ha tenido homenajes en vida, como el reciente que le brindaron sus amigos (que podéis ver aquí) y donde ejerció de maestro de ceremonias nada menos que Arturo Pérez-Reverte. Este dijo: "Te estaremos siempre agradecidos, José Luis, por todo lo que has hecho por los cinéfilos de este país". 
  No podemos estar más de acuerdo con esta frase. Y en esta era de telebasura, mediocridad y dictadura woke no podemos más que volver la vista a ¡Qué grande es el cine! (ahora, gracias a YouTube) y apreciar todo cuanto nos regaló.


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