Un hombre congrega a multitudes a orillas del río Jordán, en Judea. Para unos es un loco, para otros, un peligro. Y para muchos otros, es el último de los profetas. Se llama Yohanan ben Zacariah, pero todos le llaman "el Bautista". Viste con pieles de camello y dicen que se alimenta de langostas y miel silvestre. Nadie sabe de dónde viene. Algunos dicen que se educó con los esenios, esa misteriosa comunidad de Qumran.
-¡Yo soy la voz del que clama en el desierto! Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos-dice a todos los que acuden a escucharle:
Gente de toda condición acude a escuchar al Bautista. Él les habla de un mundo mejor que está por venir. Les habla en su sencillez. Critica a los saduceos y fariseos que intentan manipularles.
-Yo os bautizo con agua, pero vendrá uno que os bautizará con fuego del Espíritu Santo. Uno cuya venida está anunciada desde remotos tiempos.
-Uno cuyas sandalias yo no soy digno ni de desatar. En su mano lleva el bieldo con el que limpiará su era ¡Preparad el camino al Señor!
Un día, el Bautista se detiene silencioso al ver acercarse a un hombre. El Bautista lo señala ¿Quién es?
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