Un extraño signo

      La señora Hudson hace pasar al apartamento de Baker Street a una hermosa dama: la señorita Mary Morstan. Watson se queda prendado de ella. Pero para Holmes solo hay una mujer: la "Mujer", es decir, Irene Adler, la única persona que ha logrado derrotarle.

    Holmes le ruega a Mary que tome asiento y les cuente por qué requiere de sus servicios como detective. Ella les cuenta que su padre, el capitán Arthur Morstan, sirvió en el regimiento 34º de Bombay. El capitán regresó a Inglaterra, pero hace ya diez años que nadie le ha vuelto a ver. 

  Desde entonces, Mary ha estado recibiendo cada año por correo una perla, justo el día de la desaparición de su padre. Le muestra a Holmes el cofre donde las guarda:

  Holmes y Watson observan las perlas: ejemplares del archipiélago de Andamán, de una enorme calidad. Por desgracia, Mary ignora quién se las envía, pues el remitente nunca deja su dirección.

Pero con la última perla recibida venía esta vez una carta. Holmes le pide verla:

       Holmes lee el contenido de la carta:

 "Se ha cometido una injusticia con usted. Un carruaje pasará a buscarla mañana a las cinco de la tarde para conducirla hasta su amigo desconocido. Se le hará justicia. Si quiere puede venir con dos acompañantes, pero nada de policía".

       Además, Mary le enseña a Holmes un papel que apareció entre las pertenencias de su padre. En él aparece un extraño signo: cuatro cruces unidas. 

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Y cuatro nombres: John Sholto, Arthur Morstan, Jonathan Small y Mohammed Singh. Mary desconoce qué significa todo esto.

       La cita es para esta misma tarde, puesto que la carta es de ayer. Holmes y Watson serán esos dos acompañantes para Mary.