La Leyenda Negra campa a sus anchas y se ha encargado de mantener en el olvido que España fue la madre (o la abuela o la tatarabuela) de los derechos humanos con las Leyes de Burgos. Y se ha encargado también de difundir que el parlamentarismo mundial arrancó en Inglaterra con la Carta Magna de Juan Sin Tierra.
La Carta Magna no es el maravilloso antecedente de las constituciones que nos han querido vender siempre. Solamente contenía los derechos de los nobles, que querían, eso sí, controlar el poder del rey. Pero no se incluía al resto de los estamentos sociales, por lo que no se puede ver en ella ningún intento "democratizador". Tampoco lo hay en el Althing, la asamblea vikinga que surgió en Islandia en el siglo X, porque solo podían participar en él los jarls (nobles) y no tuvo textos hasta el siglo XIII. Pero hay un hecho en el que sí se puede observar y que tuvo lugar por primera vez en España y antes de la Carta Magna: las Cortes de León de 1188.
Convocadas por el rey Alfonso IX, incluían por primera vez en la historia a representantes de los tres estamentos. Es decir, por primera vez en la historia, los grupos no privilegiados (campesinos, artesanos, comerciantes, etc.), que representaban a las ciudades y villas del reino, podían tener voz en la política. Sí, fue aquí, en la "malvada" y "oscurantista" España.
Las Cortes se celebraron en el claustro de la colegiata de San Isidoro y contaron con representantes de León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente y Ledesma. Como representantes del clero estaban los obispos de León y Zamora y el abad de San Miguel de la Escalada.
Lo inédito de la convocatoria vino acompañado por lo inédito de sus resoluciones. Se amplió el fuero concedido por Alfonso V el Noble en 1017 y se aprobaron leyes que protegían a los no privilegiados contra el abuso de los nobles y que no se atentase contra la propiedad ajena. Además, el rey se comprometía a no aprobar una guerra sin contar con el resto de las cortes.
En resumen, las Cortes de León de 1188 supusieron un antes y un después en la historia del parlamentarismo. Aquí, en nuestra vieja España, mal que le pese a la Leyenda Negra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario