lunes, 3 de noviembre de 2025

¡Desperta, ferro!

  No habíamos tocado todavía el tema de los almogávares en el blog: los famosos mercenarios de la corona de Aragón que lucharon como infantería ligera en los siglos XIII-XIV.


    Los almogávares eran aragoneses de los Pirineos, que, cuando no se dedicaban a la ganadería, alquilaban sus armas (especialmente el alfanje o espada corta) al servicio de los reyes de Aragón. Su grito de guerra era "¡Desperta, ferro!" ("Despierta, hierro").


    Durante un tiempo, en el que realizaron sus mayores hazañas, los almogávares fueron dirigidos por Roger de Flor, un misterioso personaje siciliano, ex-templario. Bajo su mando, los almogávares socorrieron al emperador de Constantinopla y vivieron muchas aventuras en el Mediterráneo oriental, cuando el imperio bizantino iba perdiendo terreno a costa de los turcos.


    El cine no ha prestado atención a esta historia, a excepción de una película de 1983, dirigida por Alfonso Ungría: La conquista de Albania. Una rara avis, no solo por la escasez de películas españolas históricas, sino por el tema y la ambientación.





    Rodada en escenarios navarros y aragoneses, La conquista de Albania cuenta una historia bastante olvidada. No se trata de los almogávares exactamente, pero sí de mercenarios navarros en la misma época. En 1376 el rey de Navarra Carlos II el Malo autoriza a su hermano Luis de Beaumont la conquista de Albania. Era la esposa de Don Luis, Juana de Durazzo quien reivindicaba aquellas tierras, arrebatadas por el príncipe albanés Karl Topia. La historia es narrada por Hamed, el criado sarraceno de Don Pedro, amigo a su vez de Don Luis y verdadero protagonista de la película. 
   Don Luis recluta a las compañías navarras, formadas por mercenarios de un lado y otro de los Pirineos. Tras atravesar el Mediterráneo, las tropas se encuentran con un país desolado: la Albania que esperaban como una tierra maravillosa es una extensión de terreno desolado, sin apenas árboles ¿Merece la pena perder tantos hombres por esto? Esta es la cuestión que flota sobre esos mercenarios y sus capitanes.


   La conquista de Albania, a pesar de lo que pueda parecer, no aburre y posee un argumento bastante sólido, a diferencia de otras películas españolas del género histórico. La verdad es que ha sido un género bastante escaso en nuestro país si dejamos a un lado las patrióticas producciones del franquismo. Y la verdad es que todas las que han llegado hasta hoy o se han hecho con cuatro duros o ha habido una buena inversión, pero penosa interpretación. La conquista de Albania, por el contrario, merece estar por encima de ellas por distintas razones.



  Para empezar, es la mejor película ambientada en la Edad Media que se ha hecho en España y una de las mejores sobre esta época. La ambientación está más que lograda, no solo por recurrir a escenarios como el impresionante castillo de Loarre o la imponente villa amurallada de Artajona, sino por crear precisamente eso: una atmósfera medieval. Frío, sudor, paja por los suelos, gentes fieras, todo eso se puede percibir en la película. Por ejemplo, la escena del reclutamiento parece un verdadero viaje al Medievo. Como historiador puedo señalar que la época está muy bien recreada y a la misma altura de otras buenas películas medievales (en cuanto a la recreación histórica o accurency) como Hermano sol, hermana luna; Paseo por el amor y la muerte o El nombre de la rosa.


   En aquellos años 80 estaba de moda el cine de aventuras y de fantasía. El acierto fue hacer una película de aventuras, pero no de fantasía, porque sin duda habría sido un bodrio... porque ¿desde cuándo ha sido España país de cine de fantasía? "Lo sentimos, pero a no ser que aparezca sexo y drogadictos entre tanto troll y hada no hay contrato, señores..."
    Ungría rescató una historia olvidada del Medievo y logró con La conquista de Albania darle veracidad, alejándose de idealizaciones, para mostrar una realidad cruda en unos tiempos duros, pero al mismo tiempo extraordinarios.
    Volveremos sobre el tema de los almogávares en futuras entregas.



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