En la era de la subnormalidad tenía que salir al estrado otro personaje que llevaba tiempo sin salir: el ministro José Manuel Albares, de exteriores.
    Si Sheinbaum se había quedado sola ante el gobierno de España pidiendo que este pidiera disculpas, y que incluso Sánchez, el mayor traidor de la historia de nuestro país junto a Don Julián (si es que existió) y Fernando VII, se había negado a hacerlo, muy mal (y desesperado) tiene que estar el gobierno tras el caso Koldo para finalmente ceder ¿Nos sorprende después de haber entregado Cataluña y Navarra a los independentistas, el Sáhara Occidental a Marruecos y atacar la separación de poderes y la prensa? No.
    Hemos hablado tantas veces de por qué España NO TIENE QUE PEDIR PERDÓN a México que ya da mucha pereza volver a hablar de ello. Pero ya que es de actualidad (por desgracia), pondré los puntos sobre las íes:
1. Han pasado 500 años de la conquista española. Por la misma razón, deberíamos entonces exigir al presidente Sergio Matarella y a Giorgia Meloni que Italia pida perdón por la conquista de Hispania y, ya puestos, de todos los territorios que formaron parte del imperio romano. Resulta, por lo tanto, antihistórico y fuera de toda lógica.
2. La conquista de México se llevó a cabo con la alianza entre españoles y otros pueblos indígenas que vivían en el actual México: tlaxcaltecas, totonacas, cholultecas... Gracias a ellos, Cortés obtuvo la victoria en Otumba y en Tenochtitlán, colaborando con esos pueblos que ansiaban liberarse del yugo azteca. No fue un "genocidio organizado por la Corona Española para aniquilar a la etnia azteca e imponer una raza blanca en Centroamérica sin mestizaje alguno al estilo anglosajón", como quieren transmitir Sheinbaum y sus seguidores. El mestizaje, partiendo de Gonzalo Guerrero y de Malintzin, demuestran que la propaganda anti-española se cae por su propio peso.
3. En 1836, durante la regencia de María Cristina de Borbón, las autoridades españolas y mexicanas firmaron un tratado en el que España reconocía la independencia de México y ambos estados acordaban olvidar cualquier enfrentamiento entre ellos. Cualquier exigencia de "pedir perdón" choca contra esta realidad.
4.  En otra ocasión ya comentamos que en 1990, durante su visita a México, los reyes Juan Carlos I y Sofía viajaron a Oaxaca, donde se reunieron con los representantes de las siete etnias indígenas. El rey les invitó a celebrar el V centenario del descubrimiento de América con "claro sentido constructivo" como el "encuentro entre dos mundos". Don Juan Carlos recordó que la Corona siempre intentó defender la dignidad de los indígenas. Recordemos las instrucciones de Isabel la Católica y las posteriores Leyes de Burgos, así como las palabras de Carlos I a Cortés: "Dios Nuestro Señor creó a los indios libres y no sujetos a servidumbre". 
No olvidemos tampoco la Real Cédula de 1593, en la que Felipe II indica:
Os mando que de aquí en adelante castiguéis con mayor rigor a los españoles que injuriaren, ofendieren o maltrataren a los indios, que si los mismos delitos se cometiesen contra los españoles.
    Pero el rey Juan Carlos también lamentó el incumplimiento de estas y el volver la espalda de algunos de sus predecesores a los asuntos de América. Así, mostró su rechazo a los abusos cometidos contra los indios por encomenderos, hacenderos y demás. Reivindicó el papel de Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas. Los indios no solo aceptaron sus palabras, sino que invitaron a los monarcas a una fiesta precolombina. 
    En resumen, que no hay que pedir perdón, pero además ya se ha hecho dos veces. Siento que México, con el narcotráfico metido en todas las instituciones, con problemas de corrupción y de delincuencia desbordantes, con un país vecino que les impone aranceles y que les robó medio territorio, tenga que recurrir a esta posición populista y absurda. Pero más siento aún que seres como Albares compren su discurso.





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