miércoles, 24 de octubre de 2018

Guillermo Tell (III)

   Este es el despótico gesto del gobernador Gessler para las gentes del cantón. Todo el mundo está obligado a saludar al sombrero como si del gobernador en persona se tratase.


   Tell y su hijo llegan a la plaza pública. Pero ninguno de los dos se fija en el sombrero colocado en un poste en el centro de la plaza.


 -¡Alto!-grita uno de los guardias de Gessler-¡Alto en nombre del gobernador!
    Los guardias rodean a Tell y a Walter.





  Tell se enfurece. La gente concentrada en la plaza se asusta y se queda paralizada. Se escucha un fuerte estruendo y aparece el gobernador Gessler en persona, escoltado por sus hombres, con el estandarte del ducado de Austria.


-¡Plaza al gobernador!


-¿Qué sucede en la plaza pública?-pregunta Gessler con gesto de desprecio.
-Señor, este hombre y este muchacho no han hecho la reverencia a vuestro sombrero_responde uno de los guardias.


-¿Cómo os atrevéis? Desafiar mi autoridad es desafiar al duque, nuestro señor.
-Los helvecios no tienen ningún señor-responde Walter aguantando la mirada de Gessler. Tell pone su mano sobre el hombro de su hijo indicándole que no hable.
-¡Vaya con este mocoso! jajaja Estos campesinos y su maldito orgullo... No tendréis tanto orgullo cuando os encierre en mis mazmorras y... Un momento ¿no es éste Wilhelm Tell?
  La gente mira a Tell y empieza a comentar en voz baja.
-Sí, excelencia. Es Wilhelm Tell, el ballestero-indica uno de los guardias.
-¡Tell! El famoso cazador, aclamado en todo el cantón, vaya, vaya... -el gobernador sonríe con malicia.


    Tell no retira su fiera mirada del gobernador.
-¡Muy bien, Tell! Veo que este mocoso es digno hijo de su padre... Se me ha ocurrido un castigo más que adecuado para tu destreza con la ballesta ¿No es verdad que nunca erras el tiro?
-¡Jamás lo hace! No hay flecha de mi padre que no acierte en el blanco-responde Walter con orgullo.
-¡Ja,ja,ja! ¡Sí, lo has criado bien, Tell! Igual de rebelde que su padre... Bien, escucha Tell, si tan diestro eres con la ballesta esta será tu pena: dispararás una flecha a una manzana a cien pasos, colocada sobre la cabeza de tu hijo.


CONTINUARÁ...










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