domingo, 14 de octubre de 2018

El cautiverio de Ricardo Corazón de León

  Este verano hice una pequeña ruta por los pueblos del Danubio, no lejos de Viena. Entre otros, visité Dürnstein.




  Dürnstein es uno de los pueblos más bonitos de Austria. Al fondo se adivina ya, con su torre azul y blanca, tras haber pagado religiosamente la correspondiente tasa de aparcamiento (¡No hay nada gratis en Austria!). Merece mucho la pena detenerse, ya viaje uno en coche o en barco, y recorrer sus calles, comprar recuerdos y contemplar las vistas del valle del Danubio. Pude además bañarme en el gran río, mientras veía navegar a los barcos hacia el mar Negro.
  Pero además de todo esto, Dürnstein tiene el privilegio de ser el pueblo donde permaneció secuestrado Ricardo Corazón de León.




  El valiente y despiadado rey inglés había partido a la III Cruzada. A su regreso, en 1192, fue capturado por el duque Leopoldo V de Austria, que había luchado a su lado durante la cruzada, pero se habían enemistado al acusar Leopoldo a Ricardo del asesinato de Conrado I, rey de Jerusalén y primo de Leopoldo. El duque de Austria sabía que tenía en su poder a una valiosa presa y encerró a Ricardo en el castillo de Dürnstein. 



    A partir de aquí surgen todas las historias en torno a la ausencia del rey, la usurpación del príncipe Juan y el alto rescate que el pueblo de Inglaterra estuvo obligado a pagar con sus impuestos. Historias que todos conocemos bien, como Robin Hood o Ivanhoe.
   Hay una leyenda acerca del cautiverio de Ricardo en Dürnstein. Cuentan que el rey amaba la poesía y tenía un trovador a su servicio llamado Blondel. Ambos habían compuesto una canción juntos. Al recibir la noticia del secuestro de su señor, Blondel recorrió numerosos castillos de Europa entonando la canción con la esperanza de que Ricardo la cantase y localizar su paradero. Cuando llegó a Dürnstein, Blondel había desistido ya en su búqueda y la cantó por última vez. En ese momento, la voz de Ricardo le respondió cantando desde una ventana del castillo.


  Sospechamos que ni Blondel existió ni Ricardo debió ser muy amigo de la poesía. Pero la leyenda se hizo muy popular a partir del Romanticismo. En la película de Ivanhoe (1952) es el propio Ivanhoe quien toma el papel de Blondel y encuentra a Ricardo en Dürnstein.



  La leyenda sigue presente en Dürnstein y el pueblo, con sus hoteles, restaurantes y recuerdos, se enorgullece de haber sido la prisión del despiadado rey al que defendía Robin Hood, pero a quien Inglaterra y sus súbditos le importaban más bien poco...







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