Volvemos a esta sección para comentar otras escenas que tienen mucho de inspiración (aunque sea indirecta) en los evangelios.
En la versión de Robin Hood de Disney (1973), una pareja de ratones que vive en la iglesia de Notingham le entrega una moneda al fraile Tuck como ayuda a los pobres. La ratona se la presenta al fraile con estas palabras:
-Hemos estado ahorrando esto. No es mucho... pero tómela para los pobres.
El fraile Tuck, emocionado y agradecido, dice:
-¿Que no es mucho? Oh, mi querida hermana, nadie ha dado más que esto.
Esta escena repite claramente el momento en el que una viuda entrega dos monedas en la caja del dinero del Templo. Jesús les dijo a sus discípulos: "Esa viuda ha dado mucho más que todos: los demás han dado lo que les obra. Ella ha dado todo lo que tiene".
Tampoco pasa desapercibido cierto detalle de la escena final de La bella y la bestia (la de 1991, o mejor dicho, la buena).
La escena en la que la Bestia se transforma en príncipe tiene mucho de la Resurrección. Por la espectacularidad y por el hecho de que en ese momento el monstruo estaba prácticamente muerto por la puñalada de Gastón. Es Bella la que lo hace "revivir" al decirle "Te amo", rompiendo así el hechizo (y, al mismo tiempo, invirtiendo los papeles tanto de Blancanieves como de La bella durmiente). Aunque ninguno de los cuatro evangelios narra la Resurrección en sí (para eso habría que acudir a la sobrenatural descripción que se realiza en el Evangelio apócrifo de Pedro) no es nada raro ver ese paralelismo, con una música triunfal incluida.
Bella, como testigo de esta transformación, juega, así, el papel de María Magdalena cuando se encuentra con Jesús resucitado. En la película, la joven no solo se asusta ante el hecho sobrenatural, sino que no reconoce al joven príncipe en el que la Bestia se ha transformado. Él dice:
-¡Bella! ¡Soy yo!
Solo cuando Bella mira a los ojos del príncipe, la única parte no cambiada de cuando era monstruo, la muchacha dice emocionada:
-¡Sí! ¡Eres tú!
La confusión de María Magdalena es similar, pues no reconoce a Jesús al principio (la famosa escena conocida como Noli me tangere, "No me toques").
La discípula cree que se trata del hortelano. Por eso, muchas veces, en el arte, al representar esta escena, Jesús aparece vestido de hortelano o con una azada. Benítez solucionaba esta escena en Caballo de Troya indicando que el hortelano que trabajaba junto al sepulcro, que ayuda a los discípulos a enterrar a Cristo, tenía unos rasgos y estatura similares a este. Solo cuando Jesús la llama por su nombre, María descubre que es Él.
¿Qué vio María Magdalena? ¿Era una extraña manifestación de Jesús? No parece haber una explicación por parte de la teología para esta misteriosa escena del evangelio. Pero no hay duda que su misterio y fuerza han inspirado mucho, como se puede comprobar.
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