El año pasado por estas fechas estuve en la feria de coleccionistas, que, tras el fin del centro comercial de la Ermita, se realizan en Aluche. Luego, el día se completó con comida en Chinchón (imprescindible, incluida la plaza) y una visita por la tarde a uno de los lugares más extraños de España: la misteriosa cueva de Villarrubia de Santiago.
Esta pequeña población de la comarca de Ocaña (otra visita imprescindible), en la provincia de Toledo, colindante con la de Madrid, alberga un misterio que, a día de hoy, nadie ha podido desentrañar.
Varias cuevas forman el subsuelo de Villarrubia de Santiago. Hay una tradición de bodegas por la comarca, pero hay una cueva distinta a todas: la de la Yedra. Se trata de una cueva, en parte natural, en parte retocada, que se sujeta a ambos lados por galerías de columnas de arcos de medio punto. Estas forman un corredor que termina en una insólita estancia circular con una gran columna en el medio rodeada por otras ocho.
Desde el siglo XX, los capiteles de las columnas están unidos al techo por cemento. Pero durante siglos no lo estaban ¿Por qué? Lo que está claro es que esta cueva no estaba pensada para albergar tinajas. No, al menos, esa misteriosa estancia circular.
¿Qué es este lugar? Se sabe que los arcos del corredor datan del siglo XVIII, pero no sabemos de qué época datan las columnas de la estancia. Algunos han indicado que podrían provenir de época visigoda.
De dicha época proviene la leyenda de la Mesa de Salomón y la red de subterráneos de Toledo, el castillo de Montalbán y Santa María de Melque. Igual de esotéricas que la cueva de la Yedra. Se habla de una logia muy antigua, de alguna sociedad secreta que se reunía hace siglos en esta cueva. Sabemos que la orden de Santiago tuvo peso en la zona, y que a esta le debe el nombre el municipio (lo de Villarrubia indicaría "villa roja"). Pero esta orden no se ha relacionado nunca con lo esotérico. Sin embargo, sí hay una línea que parte de las culturas prerromanas, pasa por la cultura visigoda y continúa con los templarios. Pero no hay indicios de presencia de templarios en la zona.
Al visitar la misteriosa cueva, no pude evitar acordarme de la también enigmática ermita de San Baudelio de Berlanga, en la provincia de Soria. La insólita columna central del interior de esta construcción posee un espacio entre los nervios y la techumbre ¿Por qué? ¿Simple capricho? Juan García Atienza lo identificó como un espacio de meditación y recogimiento para los ermitaños que habitaban la cueva junto a la que se construyó la ermita.
¿Para este uso se construyó la extraña estancia de Villarrubia de Santiago? Nunca lo sabremos. Pero no olvidemos que a tan solo 15 km de esta población se encuentra Ocaña y su misteriosa Fuente Grande.
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