miércoles, 3 de diciembre de 2025

Las Navidades de la tele

  A pesar del componente materialista y consumista que ha tenido siempre la televisión, no podemos negar que es un elemento esencial de la Navidad, al menos la de los últimos sesenta años. La publicidad nos trae, siempre con antelación, la promoción de productos navideños cuyos anuncios se han quedado en la retina de los españoles por generaciones, a través de sus vistosos montajes o sus eslóganes. Por ejemplo, los juguetes de la marca Famosa. Personalmente, no el de los años 60, en la que no viví, sino el de los 90, en el que unos niños abrían sus regalos de Reyes, entre ellos, el castillo de Playmobil:

¡Cómo te comprendo, macho!

 O el turrón El Almendro, que "vuelve a casa por Navidad", como en las ilustraciones de Norman Rockwell.




No podemos olvidar tampoco los famosos anuncios de Freixenet y sus "burbujas".

¡Felices fiestas con Freixenet! ¿Cuántas botellas circularon en nuestras Nochebuenas?

Y, por supuesto, los ya mencionados de la lotería de Navidad.



    Anuncios de turrones, mazapanes, cava, juguetes y lotería nos hacían entrar en las entrañables fiestas ya desde noviembre. Además de la publicidad, la televisión se colaba en nuestra Navidad a través de capítulos especiales de las series que veíamos, como Farmacia de guardia.

Si media España pasó por la farmacia de Lourdes ¿cómo no iba a entrar también Papá Noel?

Especiales que continuaron en la década de 2010, como en Downton Abbey.





     Y a través de las promos de TVE. En aquella época entrañable, desenfadada, ingenua para algunos, llena de libertad y alejada de la locura (que no cultura) woke, la programación navideña llegaba a nuestros hogares mediante estas composiciones por las que desfilaban estrellas y grandes figuras televisivas, además de fragmentos de programas especiales y de películas que nos hacían la boca agua esperando los días en los que podríamos verlos, durante nuestras vacaciones. Divertida y entrañable fue la promo de la Navidad de 1994, la mejor para mí. En ella aparecían Martes y Trece, Cruz y Raya, Los Morancos, Miriam Díaz Aroca, Teresa Viejo, Ramón García, Ana Obregón, José Antonio Maldonado, Miliki, Rita IrasemaJose Toledo deseándonos una feliz Navidad con la sintonía de La Marimorena.





    No menos entrañable fue la de 1995, en la que un niño que vivía con su abuelo en una cabaña abría la puerta al espíritu de la Navidad.


    El espíritu, personificado por un hada, le mostraba al niño un mundo de fantasía con gnomos, elfos, magos. Y, en ese mundo, desfilaban Matías Prats, Ana Blanco, Lorenzo Milá, Jordi Hurtado, Jordi Estadella y Marlene Moreau, provenientes de El semáforo (prohibido por padres y tutores, al igual que ¡Qué apostamos!, y solo permitido por abuelos); Guillermo Summers, Teresa Rabal, Juan Luis Galiardo o Juan Echanove, entre otros. Todo con la música de Adeste fideles y la magia de la tele.

Matías Prats en la Primera y la inmortal Ana Blanco ¡Las cosas que hemos visto!



  Todos ellos brindaban con champán (algo impensable hoy) y cantaban alegres. Sí, eran otros tiempos: sin móviles, ni reguetón ni chorradas repetitivas supermodernas. Un tiempo en el que la ilusión se encontraba al escuchar un timbre, tras una puerta de cristales translúcidos; en las luces brillantes de la plaza de Mariano Granados o en colocar las figuras del belén sobre el musgo y la arena. Sí, éramos felices y no lo sabíamos.
    Personajes de la tele que mostraban sus dotes para el canto en Telepasión, como cuando interpretaron las canciones de Disney.


Ana Obregón haciendo de la Bella. Todo era posible en aquella tele.


    Una televisión que nos traía los especiales de Nochevieja de Martes y Trece, comenzando por su famoso sketch del detergente Gabriel.

"Que no me toque los cojones..."

    Grandes especiales, como el de 1994, cuando cantaron junto a Carlos Arguiñano, que comenzaba a hacerse conocido como el cocinero de la tele.

"Muy buenas, familia"

    O el de 1995, en el que las grandes figuras de actualidad aparecían por un belén.


 A finales de la década, fueron sustituidos por Cruz y Raya.


Aunque me gustan más los especiales de José Mota en solitario.



    En aquella tele de la Navidad de los 90 llegó también la gala de Inocente, Inocente, con inocentadas que se han quedado grabadas en la cultura popular, como aquella en la que le preguntaron a Maribel Verdú acerca de su relación con el entonces príncipe Carlos de Inglaterra.


    Al igual que Inocente, Inocente también perduran en la Navidad actual las tradicionales campanadas de la Puerta del Sol con Ramón García, preferiblemente a las de cierta exhibicionista y su feminismo hipócrita...

Capa incluida

 Navidades de una generación que nació y creció con la tele, que conoció internet a finales de esa década. Navidades inolvidables en las que la tele fue un factor incuestionable.



No hay comentarios:

Publicar un comentario