Año 1585. Los principales puertos del norte de España se dedican, entre otras ocupaciones, a una intensa actividad: la pesca de ballenas.
Desde La Coruña hasta San Juan de Luz, los marineros del Cantábrico se embarcan en busca de aquellas bestias que en el Medievo aterrorizaban a las gentes para quienes el mar era un lugar maldito. Los más osados parten, arpón en mano, para atrapar a estos enormes cetáceos.
En el siglo XIII, época en la que se comenzó en general a cazar ballenas en Europa, la pesca se realizaba no lejos de la costa. La cercanía de los cetáceos a ésta y el miedo a aventurarse en mar abierto motivaban esta situación. Solo siglos después, al haber acabado con las poblaciones cercanas a la costa, los balleneros se lanzaron a buscarlas en lugares alejados, como hicieron los vascos en Islandia, Groenlandia y Terranova.
La especie más cazada en aquellos siglos era la ballena franca, llamada así por la facilidad con la que se cazaba:
¿Y por qué estos marineros del norte de España se lanzan a la caza de las ballenas? Principalmente por el aceite que se extrae de ellas, que sirve para iluminación de las lámparas. También por el ámbar gris, destinado a la cosmética y otros usos.
En una magnífica exposición que tuvo lugar en Llanes (Asturias) en 2015 pude comprobar la importancia que tuvo la caza de ballenas para aquellos puertos. Aquí os dejo algunas fotos que hice:
Como se puede ver, los marineros eran acompañados y auxiliados por soldados armados, como demuestran este morrión y esta alabarda:
En Llanes, en este 1585, encontramos a la cofradía del Buen Suceso, liderada por el capitán Joaquín de Sebreño:
La cofradía de balleneros, encabezada por su capitán, se dirige a la capilla de Santa Ana para rogar a la santa una buena pesca. Cada cofrade porta una vela como ofrenda:
Entrada interesante, como acostumbras a mostrar por el blog.
ResponderEliminarPues la ampliaré con nuevas entradas gracias a la ballena que compré recientemente.
EliminarGracias!!