Muchos siglos antes de que británicos y franceses se lanzasen a explorar el interior de África, el águila de Roma ya se aventuró por selvas y sabanas. Los romanos dominaban la costa norte africana, es decir, la zona sur de su Mare Nostrum. Pero a excepción de Egipto y Nubia, Roma desconocía el interior del vasto continente africano.
A través de comerciantes griegos que se habían aventurado por el mar Rojo y el océano Índico, los romanos recibieron noticias del reino de Aksum (Etiopía) y de las misteriosas fuentes del Nilo. Éstas fueron situadas por un comerciante griego llamado Diógenes en unas montañas al sur llamadas "Montañas de la Luna". Ptlomeo recogió este dato y situó sobre un mapa las míticas montañas, llamadas así por el fulgor blanco de sus cimas nevadas.
Roma vio en el interior de África un mercado poco aprovechado. Planteó la posibilidad de establecer vías comerciales de los principales productos con los que comerciaba en el continente negro: oro, marfil, especias y animales exóticos. Roma envió hasta seis expediciones más allá del Atlas para explorar el África desconocida. La más interesante de todas, por ser la que más se adentró en el sur, fue la que el emperador Nerón envió en el año 66 d.C. La expedición tenía un doble objetivo: recabar información sobre Aksum, reino que Nerón deseaba conquistar, y descubrir las fuentes del Nilo.
Mi dibujo de homenaje a la expedición:
La expedición está comandada por el tribuno Marco Livio. Partieron de Alejandría en dirección al sur, siguiendo las indicaciones de algunos comerciantes griegos. Han dejado atrás Meroe, la ciudad nubia que marca la frontera del imperio romano. Acaban de introducirse en territorio etíope:
El calor y las enfermedades tropicales acechan a los expedicionarios:
Siempre se aprende algo aquí! un saludo y bonito dibujo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Javi. Me alegro de leerte por aquí. Espero que estéis bien durante el confinamiento. Y espero ver nuevas creaciones tuyas.
EliminarUn abrazo