El Romanticismo redescubrió las montañas como un reflejo de la inmensidad de la naturaleza y de Dios. Y lo que fue un objetivo espiritual/trascendental se convirtió en aquel siglo XIX en un objetivo deportivo. Ingleses, franceses y alemanes se lanzaron a escalar las altas montañas de Europa, en especial los Alpes.
Suiza se convierte en la meta de estos alpinistas. El Mont Blanc y el Cervino son los montes más solicitados para escalar. Conviene ir bien equipado: botas, mochila, cuerdas, piolets, etc.
También conviene contar con un guía local que conozca bien estos montes. Éste lleva también una linterna, por si hay que pasar noche en las cumbres:
ResponderEliminarTe digo lo mismo que con el viaje al centro de la tierra. Un periodo en el que todavía se podía mezclar ficción con realidad. Estos escaladores están muy conseguidos. Tienen ese aire de la época, en el que se ponían a subir una montaña con corbatín y sobreros de fieltro. Muchas gracias por compartirlo
Muchas gracias. La verdad es que fue muy entretenido componerlos.
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