Rusia, siglo XVI. El vasto imperio ruso se extiende hacia el este. A su cabeza se encuentra uno de los grandes zares que forjaron su historia: Iván IV el Terrible. El zar gobierna Rusia con mano de hierro. Y para ello, se sirve, entre otros, de los temibles oprichniks:
Los oprichniks fueron la primera policía política de la historia. Este cuerpo de élite, muy entrenados, terriblemente leales al zar, se encargaba de perseguir y castigar a todos aquellos sospechosos de ser traidores a éste. Los oprichniks tenían un aspecto siniestro. Vestían de negro y portaban como símbolos una escoba, por su labor como "limpiadores de la escoria del imperio", y una cabeza de perro, por su lealtad al zar.
A pesar del rígido sistema estamental ruso, los oprichniks tenían autorización para actuar contra cualquier miembro de cualquier estamento social, desde los campesinos hasta la más alta nobleza, e incluso contra clérigos.
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