jueves, 31 de marzo de 2022

Cuando el oeste era español

       Antes de que los casacas azules de la caballería y sus legendarios fuertes hicieran su aparición, antes de que los forajidos se aventuraran en esas tierras, los españoles ya habían asomado por las praderas y desiertos del oeste de Norteamérica, inmortalizados por el western. Por aquel entonces era todavía el virreinato de Nueva España y se extendía desde la actual Montana hasta Costa Rica. En los territorios del norte del virreinato, es decir, los actuales estados del centro, oeste y suroeste de EEUU, la defensa corre a cargo de los presidios: antecesores de los fuertes norteamericanos. Y los encargados de estos presidios eran los famosos dragones de cuera:



    Estos soldados de caballería toman su nombre de la cuera: chaleco grande y grueso de piel. Para ser dragón de cuera era necesario tener más de 16 años, sana complexión, ser católico y estar libre de pecados. Solían ser españoles, criollos (nacidos en América y descendientes de españoles por ambas partes), mestizos o indios hispanizados. El servicio duraba diez años. Patrullaban por aquellos territorios y estaban expuestos a tribus hostiles, especialmente apaches y comanches.





    Además de la cuera, los dos atributos más característicos de los dragones eran su sombrero plano y su escudo tipo adarga:






    Los dragones de cuera eran tipos duros, acostumbrados a aquellos territorios, especialmente a los vastos desiertos del suroeste americano. 
Este dragón parece haber logrado un buen trato con los apaches:







En el presidio, presenta su informe a este oficial:











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