A finales del siglo XIX resuena un grito en Norteamérica: ¡Oro! Se habla de que hay oro en cantidades inmensas en Alaska y el oeste de Canadá, en la región del río Klondike y más allá. Acaba de nacer la última fiebre del oro del siglo.
Venidos de numerosos lugares de EEUU y Europa, cientos de aventureros y buscadores de oro se lanzan a buscar el codiciado metal. Parten desde el estado de Washington y desde la Columbia Británica en una larga marcha hacia el Klondike en la que llevan consigo todo su equipo y material:
Venidos de numerosos lugares de EEUU y Europa, cientos de aventureros y buscadores de oro se lanzan a buscar el codiciado metal. Parten desde el estado de Washington y desde la Columbia Británica en una larga marcha hacia el Klondike en la que llevan consigo todo su equipo y material:
Como parte del equipo es imprescindible conseguir unos cuantos perros:
La marcha hacia el Klondike es dura y larga. Pero estos hombres, soñadores empujados por prosperar, parecen soportarlo todo:
Y así, llegan a la parte más dura de la ruta: Chilkoot Pass. Este paso parte de Dyea (Alaska) y llega al lago Bennett (Canadá). Una dura ascensión de 1146 m de altura:
La policía montada de Canadá vigila el paso para controlar el tráfico de víveres y equipaje:
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