En 1839 apareció en la Biblioteca Pública de la Corte de Río de Janeiro un misterioso manuscrito que fue catalogado con el número 512. El documento llevaba por título: Relación histórica de una gran población oculta, antiquísima, sin moradores, que se descubrió en el año 1753.
Según el texto, en ese año, un grupo de bandeirantes (soldados de fortuna, aventureros) partió de Bahía con el objetivo de encontrar unas minas de esmeraldas en el sureste del país. Descubrieron una cordillera que parecía brillar, lo que identificaron con las piedras preciosas. El grupo acampó al pie de esas montañas. Al día siguiente, encontraron un extraño camino pavimentado que atravesaba la montaña. Tras recorrerlo descubrieron un gran valle en el que parecía haber, entre la vegetación, una población.
Descendieron al valle y lo exploraron:
Tras caminar un buen rato, los bandeirantes se toparon con las ruinas de la misteriosa ciudad:
La describen como una ciudad de estilo romano o griego, con una gran puerta de entrada con un arco grande central y dos más pequeños, como un arco triunfal. Más allá encontraron una gran plaza con una columna y sobre ella una estatua de un hombre con el brazo extendido, señalando hacia el norte. La plaza estaba rodeada por grandes edificios de varios pisos, templos con pórticos, etc.
Los bandeirantes exploraron las ruinas durante varios días sin encontrar ningún habitante.
Cerca de la ciudad pasaba un río que terminaba en una catarata. Un día, encontraron una canoa con dos personas blancas "vestidas a la europea", que huyeron al verlos.
Otro día, los bandeirantes encontraron monedas de oro con un hombre arrodillado en el anverso y un arco, una flecha y una corona en el reverso.
Los aventureros siguieron buscando más tesoros. Encontraron unas extrañas inscripciones que representaron en el manuscrito. Su grafía recordaba a los alfabetos griego y fenicio.
El descubrimiento de este manuscrito hizo volar la imaginación en el Brasil del siglo XIX. El imperio brasileño vio una forma de exaltar un supuesto pasado con una civilización al estilo occidental. Se sucedieron varias expediciones en busca de la misteriosa ciudad perdida, pero todas fracasaron.
A principios del siglo XX, el explorador y arqueólogo británico Percy Fawcett descubrió unos restos de cerámica en la selva brasileña que le hicieron pensar en la posibilidad de que existiese una ciudad perdida. Fawcett la llamó "Z".
Más tarde, Fawcett tuvo noticia del manuscrito 512 y lo estudió, llegando a la conclusión de que se trataba de Z. Para el británico, esta ciudad sería un testimonio del éxodo atlante tras la mítica catástrofe. Fawcett realizó varias expediciones sin éxito. En la última, en 1925, acompañado por su hijo Jack, un amigo y dos arrieros brasileños, desapareció.
A partir de entonces, las diferentes conjeturas sobre la razón de la desaparición de Fawcett y sus acompañantes se sucedieron: asesinados por los indios, muertos por alguna enfermedad extraña, se convirtieron en jefes de una tribu...
Lo mismo sucede con las explicaciones a la misteriosa ciudad. Se han propuesto estas posibilidades:
1. Un invento del siglo XVIII: una forma de dar prestigio a Brasil inventando una civilización al estilo de Grecia y Roma. Por aquel entonces, hacía pocos años que se habían descubierto las ruinas de Pompeya y Herculano.
2. Una colonia fenicia: de acuerdo con lo descrito por el historiador griego Diodoro Sículo, los fenicios habrían llegado a "un gran continente al oeste de África, siguiendo las corrientes marítimas". La misteriosa ciudad sería una colonia fundada por ellos, siglos antes de Cristóbal Colón.
3. Una colonia romana: los romanos, tras vencer a los fenicios (cartagineses) en las Guerras Púnicas, se convirtieron en la primera potencia marítima y habrían llegado hasta Brasil siguiendo algún mapa fenicio. Habrían reformado la colonia convirtiéndola en una ciudad romana. Pero no hay ningún registro romano sobre este hecho...
No hay duda de que el manuscrito 512 seguirá haciendo volar la imaginación, sobre ciudades legendarias, perdidas en la selva.
Qué buena composición con todas las figuras y su estupendo escenario. La película de Z de hace unos años no me terminó de convencer, aunque recuerdo un diseño de producción más que decente.
ResponderEliminarMuchas gracias. Coincido con lo que comentas de la película. La veo un poco lenta y sin llegar a conclusiones, pero la recreación histórica era bastante buena, incluyendo aquella finca en la selva donde escuchaban ópera, que recuerda mucho a Fitzcarraldo.
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