sábado, 5 de octubre de 2024

El monte Cervino

  Este verano estuve al pie del monte Cervino, en su lado italiano. La gran mole re roca y nieve, conocida por los suizos como Matterhorn ("el Cuerno del Prado"), impone en este valle alpino de abetos y lagos. Un lugar emblemático que merece una entrada en este blog:


 El monte Cervino mide 4478 m. Durante siglos ha atraído la mirada de exploradores, alpinistas y turistas. Sobre el origen de su nombre, hemos de remontarnos a 1543 cuando el geógrafo alemán Sebastian Münster anotó en su tratado Cosmographia tres nombres para referirse al monte junto al paso Theodul (glaciar del mismo nombre que se encuentra junto al Cervino): Matter, Augstalberg ("Montaña de Aosta") y Mons Silvius. La referencia a Aosta es claramente por la cercanía de esta ciudad fundada por los romanos ¿Pero "Silvius"?
    Treinta y un años después, el humanista suizo Josias Simler propuso que tal nombre haría referencia a un oficial romano llamado Silvio que habría cruzado el paso Theodul con una legión.
    Ese tal Silvio podría ser una deformación de Servio Galba, el oficial a quien Julio César ordenó buscar un paso seguro a través de los Alpes. César acababa de someter la Galia y en aquella misma campaña se abría ya la posibilidad de incorporar Helvecia.




Movilizar a una legión por los Alpes tuvo que ser complicado. Sabemos que Servio Galba partió de "la tierra de los alóbroges", tribu gala que ocupaba la actual región francesa de Saboya. Se sabe también que llegó a Helvecia, concretamente a Octodurum (actual Martigny) y levantó allí su campamento.






Si tenemos en cuenta que la antigua Saboya ocupaba también el noroeste de Italia y que la línea más recta hacia Martigny es por el valle de Aosta, el paso por el que Servio Galba llegó a Helvecia solo puede ser el Cervino. Así, la hipótesis del oficial romano cobra sentido. Otros indican que puede significar "ciervo". 
    Siglos después, en la edad de oro del alpinismo, el Cervino atrajo la atención de intrépidos montañeros. Desde 1858, ingleses y franceses se lanzaron a conquistarlo. Pero no fue hasta 1865 cuando el alpinista inglés Edward Whymper lo logró por el lado suizo. Para ello, contó con la ayuda de sus compañeros Charles Hudson, Lord Francis Douglas, Douglas Hadow, Michel Croz, Peter Taugwalder y el hijo de éste.






La tragedia sobrevino en el descenso del Cervino. Los siete alpinistas estaban unidos por una cuerda. Hadow resbaló, golpeó a Croz y arrastró con él a Hudson y a Douglas. La cuerda los unía a Whymper, Taugwalder y su hijo, pero el peso de los otros cuatro hizo que la cuerda se rompiera. Croz, Hadow, Hudson y Douglas cayeron al vacío.






  Tres de los cuerpos fueron encontrados 1400 m más abajo. El cadáver de Douglas nunca fue hallado. Tres días después, otro equipo de alpinistas liderado por el francés Jean-Antoine Carrel lograba también el ascenso al Cervino con éxito desde el lado italiano.
     La historia de Whymper recorrió Suiza y Reino Unido. Las críticas llovieron sobre el alpinista inglés, a quien acusaron de haber cortado la cuerda para salvarse y permitir morir a sus compañeros. La reina Victoria se horrorizó ante esta noticia y pidió al gobierno que prohibiese al alpinismo. Whymper defendió siempre su inocencia. Tiempo después, se examinó la cuerda y se comprobó que no había sido cortada con una cuchilla. Hoy se puede contemplar en el museo de Zermatt, en el lado suizo.
    Otras muertes tuvieron lugar años después de la peligrosa escalada. Se calcula que desde 1865 hasta 1995 perdieron la vida unos 500 alpinistas. El terrible Cervino sigue atrayendo desafiante entre los valles alpinos.












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