La tarde de ayer asistí al 10º encuentro tintinófilo. Una jornada casi primaveral en el corazón de Madrid, tras una mañana paseando por el parque de la Quinta de los Molinos, la tarde iba a estar marcada por el personaje creado por Hergé, cuyos seguidores somos muy numerosos por todo el ancho mundo.
Tras hacer un homenaje a la estatua de Blas de Lezo en la Plaza de Colón, de camino al barrio de Salamanca, me dirigí a la calle Claudio Coello, donde se encuentra la Fundación Carlos de Amberes. Allí se organiza desde hace años este encuentro junto con la asociación tintinófila Mil Rayos. Esta fundación lleva tiempo fomentando los intercambios entre España y Bélgica y qué mejor embajador del país del cómic y las patatas fritas que Tintín.
Al llegar al edificio encontré la exposición que viene siendo habitual en estos encuentros. Allí había de todo dentro del mundo de Tintín: libros, planchas, pósters, figuras, bocetos, objetos inspirados en el comic, etc. La primera vez que asistí, en 2014, estaba dedicada a Syldavia y Borduria, las naciones de Europa oriental inventadas por Hergé. En esta ocasión, todo giraba en torno a los 90 años de Tintín (1929-2019):
Al llegar a la sala de conferencias saludé en primer lugar a José Luis Povo, dibujante, arquitecto, administrador de elforodelabd y experto en la obra de Hergé, a quien ya conocí en persona en 2014. Como cada año, la asociación premia a un tintinófilo famoso (en 2014 fue Joaquín Reyes). Este año el galardonado ha sido el arquitecto Oscar Tusquets. En la imagen, sentado el primero por la izquierda, sosteniendo su premio:
Tusquets nos habló de su afición por Tintín, cuyas aventuras leyó en francés en su infancia en Barcelona. Nos contó anécdotas de aquella época y compartió con nosotros su amor por la obra de Hergé.
Precisamente de arquitectura andaba el juego aquella tarde. A continuación, se unieron a Tusquets otros tres arquitectos: el propio José Luis, Paco Medina y Juan Delgado Torres.
El cuarteto compartió con nosotros el tema de la arquitectura en Tintín; cómo Hergé acudió a edificios reales para documentarse para su obra y, o bien los plasmó tal cual mostrándonos que se trataba de esos mismo edificios, o bien los transformó en otros nuevos:
Un descanso para el turismo en Tintín en el Tíbet.
Tintín, el capitán Haddock y Milú llegando a Moulinsart: algún día dedicaré una entrada a mi viaje al verdadero Moulinsart.
A continuación, José Luis en solitario nos introducía al tema del uso del espacio en las aventuras de Tintín. A través de la proyección de distintas viñetas, José Luis (un verdadero lujo escucharle) nos fue mostrando la elección de Hergé para cada caso para mostrar el espacio: qué sacar y qué no en la viñeta. Con todo ello, comprobamos que, a diferencia de algunas sagas como Vasco o Lefranc, la arquitectura en Tintín está al servicio de la aventura y no al contrario.
Me gustó especialmente cómo nos explicó José Luis la viñeta de El tesoro de Rackham el Rojo, donde vemos por primera vez la sala de marina del castillo de Moulinsart. Todo está pensado al milímetro: el suelo está pulido, como demuestran los reflejos (muy ligeros) de los personajes en él, que no tiene baldosas para no recargar la escena; el techo, la perspectiva, etc.
Y de cómo tiempo después, esa misma sala aparece en Las joyas de la Castafiore, pero aparecen elementos que han cambiado, como las ventanas:
También nos mostró ejemplos de El cangrejo de las pinzas de oro o La isla negra, entre otros, donde el espacio, ya sea con fondos muy detallados o no, está nuevamente al servicio de la historia, de la escena, de la secuencia.
Más tarde tomó el relevo David Baker, quien ya nos habló de los países imaginarios de Tintín en 2014. David se encargó de mostrarnos los orígenes de Tintín en Tintín en el país de los soviets:
Fue curiosísimo descubrir a los dibujantes y películas en los que se inspiró Hergé para elaborar la que fue la primera aventura del héroe belga.
Sentí no haberme quedado más, pero me gustó mucho este 10º encuentro y me fui con el deseo de poder asistir el año que viene al próximo. Gracias a todos los organizadores por vuestra labor.
Sumemente interesantes las conferencias.
ResponderEliminarMe ha llamado la atención de entre las reliquias tintineras, el buque de Tente. El Karboudjan que aparece en "Las Pinzas de Oro" no es puesto que tiene toda la cubierta y superestructura blancas.
Un saludo.
Sí, merecen mucho la pena. Es un lujo asistir.
ResponderEliminarYo creo que ese barco es el Sirius, el de El tesoro de Rackham el Rojo.
Saludos
Encontré el barco de Tente, efectivamente es el Sirius.
ResponderEliminarhttps://tintinlaaventuradecoleccionar.blogspot.com/2019/01/
Uno de mis libros favoritos de Tintín. Me encanta cuando Tintín baja con la escafandra a explorar el pecio del Unicornio y cuando excavan alrededor de la cruz en la isla, y por supuesto el inesperado final.
ResponderEliminarGracias por tu presencia allí, por tu crónica y por tus elogios. Se agradece que se aprecie el esfuerzo que hacemos cada año por difundir la obra de Hergé, esa es nuestra recompensa. Este año, como arquitecto, me he visto más involucrado que otras veces, por girar el encuentro en torno a la arquitectura, y lo he disfrutado mucho, la verdad. Saludos y hasta otra futura ocasión!!
ResponderEliminarGracias a ti, Jose Luis. Cuando te saludé pensaba que sí te acordarias de mi, pero no pasa nada jaja.
ResponderEliminarRecompensa ganada, sin duda, pues es un regalo para todos los que somos admiradores de Hergé. Fue un lujo, como digo, vuestra aportación desde la arquitectura.
Un saludo igualmente