Hay un personaje recurrente en las películas e historias del oeste que es el del viejo borrachín con fama de charlatán e incluso vidente. Estos personajes suelen ser llamados "profetas", sobre todo porque muchos de ellos eran antiguos predicadores venidos a menos y enganchados al whisky.
En La muerte tenía un precio presta una valiosa ayuda a Clint Eastwood, a pesar de su aparente locura:
Otro similar aparece en La batalla de las colinas del whisky. Lo mejor de esta película es la música de inicio, el resto es una chorrada musical...
En Stanford Falls, la ciudad de los buscadores de oro que ya visitamos, está Julius "Profeta" Wilkins. Agarrado a su botella, Wilkins sermonea y declama todo el tiempo, mientras no bebe o duerme:
"-Y he visto una bestia con siete cabezas y diez cuernos... ¡Hip!... Y sobre sus cabezas... imágenes blasfemas... ¡Hip!..."
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