Aunque entre las fuentes de Tolkien los poemas y sagas anglosajones y vikingos ocupan el mayor porcentaje, también el pasado celta de Inglaterra posee cierto peso. A pesar de que Tolkien consideraba el ciclo artúrico un "invento francés", él mismo creció leyendo las historias del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
¿Qué elementos celtas encontramos en su obra? En primer lugar, el personaje de Gandalf. Aunque le debe mucho a Odín, como ya vimos, es innegable su parecido con Merlín, el gran mago celta y consejero del rey Arturo.
En realidad, Merlín ha influido sobre todos los magos del género fantástico. También la relación de Gandalf con Galadriel recuerda en cierto modo a la de Merlín con la Dama del Lago:
Y es que Galadriel, por su carácter etéreo, poderoso y frágil, es muy similar a la Dama del Lago, la misteriosa hada beneficiaria de Merlín y Arturo y custodia de la espada Excalibur.
Realmente, aunque no aparecen hadas en toda la obra de Tolkien, Galadriel cumpliría claramente ese papel.
El anillo que vuelve invisible a su portador aparece en la leyenda artúrica de Yvain (o Ywain), el caballero del León. A éste se lo entrega su amada, la doncella Luned.El anillo que concede dicho poder está presente también en un relato de Platón: El anillo de Giges.
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