El propio Frodo, que posee en sus manos el destino de la Tierra Media, recuerda también a Cristo. Su largo caminar sin apenas comer, exhausto, en una tierra desolada (Mordor), recuerda al episodio de Cristo en el desierto.
Su tentación antes de arrojar el anillo al Monte del Destino evocaría las tentaciones que, de acuerdo con los evangelios sinópticos, tuvo Cristo en el desierto.
También la lucha entre Gandalf y Saruman recuerda a esas tentaciones, no solo por ese combate entre el bien y el mal, sino por el intento de este último de convencer a Gandalf a que se una a la causa de Sauron.
Su tentación antes de arrojar el anillo al Monte del Destino evocaría las tentaciones que, de acuerdo con los evangelios sinópticos, tuvo Cristo en el desierto.
También la lucha entre Gandalf y Saruman recuerda a esas tentaciones, no solo por ese combate entre el bien y el mal, sino por el intento de este último de convencer a Gandalf a que se una a la causa de Sauron.
Galadriel, la bella reina elfa de Lothlorien, por su parte, recuerda en cierto modo a la Virgen María. Este paralelismo se refuerza si tenemos en cuenta que Galadriel es casi una diosa, dados sus poderes. Y la Virgen recoge de algún modo los atributos de las antiguas diosas paganas a las que sustituyó.
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