lunes, 19 de septiembre de 2022

Funeral de Isabel II

  El pasado 8 de septiembre la reina Isabel II de Inglaterra moría en su castillo de Balmoral. Desde ese día, con el nuevo rey Carlos III ya en el trono, el Reino Unido y el mundo entero despedía a su reina con grandes muestras de cariño y agradecimiento. Todos estos días, desde el traslado a Londres del féretro, hemos visto largas colas de británicos y forasteros dando el último adiós a la soberana cuyo reinado ya es el más largo de la historia (ya explicamos por qué el de Luis XIV NO lo es). El féretro, como sabemos, se encontraba hasta hoy en el palacio de Westminster, sede del parlamento:




    Aproximadamente 1 millón de personas (más los miles que no han conseguido entrar y los miles que han preferido saludar al cortejo) desfiló con respeto y admiración ante el féretro. Gente de todas las edades (¡jóvenes también, sí, para horror de los "expertos" de la tele!), de todas las razas y condiciones. Con emoción visible todos ellos han rendido homenaje a la última gran soberana del Reino Unido.
    Y hoy, Londres amanecía para la despedida definitiva. Mientras los dirigentes, familias reales y demás personalidades entraban en la abadía de Westminster, el féretro salía del parlamento escoltado por una numerosa guardia. Una guardia de guardias, pues la componían miembros de la guardia real, royal marines, marineros, gaiteros escoceses, etc. Y tras ellos, el nuevo rey junto al príncipe de Gales, el duque de Sussex, la princesa Ana y su hijo, el duque de York y el conde de Wessex.


    En la abadía de Westminster, donde reposan, entre otros, Newton, Dickens y Churchill, y donde el rey Carlos III será coronado próximamente, se reunían los mandatarios de la mayor parte de países del mundo. Allí hemos visto a Joe Biden y su esposa, a los ex-primeros ministros en orden cronológico, a Macron, Trudeau y Bolsonaro, entre otros. Y, por supuesto, a los reyes de Europa.




    Los reyes Felipe VI y Letizia junto a Don Juan Carlos y Doña Sofía; los reyes de Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda y Bélgica, además de los soberanos de Mónaco y Luxemburgo, y representantes de casas reales no reinantes, como Bulgaria y Serbia:


    Un momento único. Pensemos que todos ellos son los descendientes de aquellos monarcas que gobernaron y lucharon en la Edad Media y la Edad Moderna: Guillermo el Conquistador, Alfonso VIII de Castilla, el Príncipe Negro, Guillermo de Orange... También hemos podido ver a veteranos de la II Guerra Mundial. Guerra en la que participó la propia reina desde Inglaterra, como mecánica del ejército. La historia está viva.
    Tampoco han faltado dos de los bisnietos de la reina: Jorge (futuro Jorge VII) y Carlota, hijos del príncipe Guillermo, la siguiente generación real.


    Con cánticos y sermones (como se puede ver, la liturgia anglicana poco tiene que ver con la católica), el funeral, emotivo y solemne, despedía a Isabel II recordando sus largos años de servicio a la nación y su potente fe. Tras el funeral, de nuevo el féretro ha desfilado por las calles de Londres ante el emocionado silencio de los británicos. El cortejo fúnebre, testimonio vivo de la pompa victoriana (no han faltado ni la policía montada de Canadá ni los famosos gurkhas), ha llegado hasta el arco de Wellington, símbolo de la victoria sobre Napoleón. Allí, el coche fúnebre ha conducido el féretro hasta el castillo de Windsor.


    Durante el recorrido, hemos podido ver de nuevo las muestras de afecto del pueblo británico hacia su soberana: miles de personas agolpadas a ambos lados de la carretera lanzando flores al paso del féretro.     Llegados a Windsor, solo la familia, algunos invitados y las casas reales han podido asistir a la última ceremonia, en la capilla de San Jorge. Allí, la reina reposará desde esta tarde junto a su esposo y sus padres, pero también junto a antepasados suyos como Enrique VIII o Jorge III.
    En ese mismo acto, el Lord Chambelán ha roto ante la vista de los asistentes y de las cámaras, su bastón, símbolo del fin de una era. Y también han sido retirados del féretro la corona, el cetro y el orbe. Joyas que esperarán en la Torre de Londres a la coronación de Carlos III.
    Finalmente, el momento más emotivo: el gaitero de la reina tocaba por última vez mientras se alejaba por la capilla:


La despedida definitiva. La despedida a toda una era. La reina ha muerto, God Save the King!















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