Ayer llegaba la noticia temida y esperada al mismo tiempo por los británicos: la reina Isabel II ha muerto. Esperada porque todos tenemos que morir y porque la longevidad no es eternidad. Lo que no se esperaba es que fuese a los 96 años, pues, dados sus antecedentes (su madre murió con casi 102 años), todo el mundo imaginaba que llegaría a los 100.
Hace unos meses se celebraba su jubileo de platino con grandes fastos. Fastos cargados de ilusión tras pasar la pandemia. Pero la salud de la reina había decaído claramente y el fin llegó. Un momento que había sido incluso ensayado y que los británicos imaginaban como algo lejano. Tengamos en cuenta que el 82% de los británicos nacieron bajo su reinado. Han sido 70 largos años de reinado. Y por eso no es de extrañar que anoche y hoy hayan acudido miles de personas a las puertas del palacio de Buckingham y de los castillos de Windsor y Balmoral (donde la reina ha fallecido) para rendirle homenaje. Para despedir a su reina. Gentes de todas las edades y condición. Y en muchas de ellas brotaban las lágrimas. No podía ser de otra manera para despedir a la soberana que ha marcado toda una era.
Una era que empezó un día de febrero de 1952, cuando su padre el rey Jorge VI moría, en un país que comenzaba a salir de la posguerra. Una segunda era isabelina en la que Gran Bretaña y todo el mundo experimentó los mayores cambios de su historia.
Una era en la que se produjo la descolonización, el surgimiento de la Commonwealth, la Guerra Fría, la construcción y caída del Muro de Berlín, los Beatles, la llegada del hombre a la luna, olimpiadas y mundiales de fútbol, internet, la telefonía móvil, Margaret Thatcher, Lady Di, la Guerra de las Malvinas, la Guerra del Golfo, la entrada en la UE, el Brexit y el coronavirus. Ha tenido 14 primeros ministros desde Churchill. Ha conocido a numerosos personajes históricos, jefes de estado, famosos... Medio siglo XX y casi tres décadas del XXI en vivo y en directo. Todo un récord, toda una era.
Isabel II nos ha dejado. Se va la figura que ha marcado la vida de Gran Bretaña en estos 70 años. Un emblema no solo para los británicos, sino para todo el planeta. Se va la figura que sido como una madre para ellos, e incluso para aquellas voces (no llegan a un 10 %...) que hablan con desdén sobre la monarquía. Con su muerte, Isabel II deja paso al príncipe Carlos, el eterno heredero a la espera. Su reinado comienza tras 66 años esperando que llegara su turno.
Ya es oficial que reinará con el nombre de Carlos III (una vez más, ciertos periodistas se pasan de listos). Ese mismo (casi) 10% habla de las dificultades que tendrá por sus opiniones políticas. Pero lo que realmente pesará sobre el 90 % restante es la opinión que de él se tiene por el asunto Lady Di. No olvidemos que en el siglo XXI la imagen vale más que las palabras (no sé si 1000 o más...).
Nadie sabe qué augura el reinado de Carlos III para Gran Bretaña. Sabemos que será corto, dada la edad del nuevo rey: 73 años. Y que otro nuevo reinado llegará en unos años: el de su hijo Guillermo (futuro Guillermo V), hoy nuevo príncipe de Gales.
Pero, de un modo o de otro, recibimos desde aquí al nuevo soberano con las palabras que resuenan ya:
GOD SAVE THE KING!
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