Darién (actual Panamá), 1513. El gobernador Vasco Núñez de Balboa ha oído hablar a los indios acerca de un misterioso mar en dirección sur. Tomando a varios españoles, entre ellos Francisco Pizarro, su perro Leoncico y a algunos indios aliados, el hidalgo pacense se adentra en la selva panameña. Tras 24 días atravesando junglas y combatiendo a tribus enemigas, Balboa y sus hombres llegan a las montañas Urrucallala. El gobernador se adelanta y desde uno de los montes contempla al fin el misterioso mar.
Balboa y sus hombres llegan hasta un golfo al que bautizan como golfo de San Miguel por ser 29 de septiembre. Al nuevo mar lo llaman Mar del Sur. Siete años después, Fernando de Magallanes lo rebautizará como océano Pacífico por la calma de sus aguas. Balboa y sus hombres contemplan emocionados lo que ningún europeo ha contemplado nunca:
Emocionado, Balboa y Leoncico se dejan mojar por las olas. El gobernador levanta su espada y toma posesión del mar del Sur "en nombre de sus altezas reales Doña Juana y Don Fernando, reyes de Castilla y Aragón":
Andrés de Vera, capellán de la expedición, entona el Te Deum Laudamus ("A ti, Dios, alabamos"). Balboa y sus hombres levantan monolitos de piedras y graban sus nombres en las cortezas de los árboles para recordar el acontecimiento.
Balboa comenta lo que supone este descubrimiento. Demuestra la teoría de Américo Vespuccio: América no es Asia, como pensaba Colón, sino un nuevo continente. Este océano es el que las separa. Esto quiere decir que si se cruza este mar del Sur se podrá llegar a las costas de Asia, a las verdaderas Indias. Las nuevas posibilidades que se acaban de abrir para España son inmensas en este día de 1513.
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