El milagro de Empel

     Isla de Bommel, Países Bajos, entre los ríos Mosa y Waal, invierno de 1585. Los tercios españoles, liderados por el maestre de campo (actual grado de coronel) Francisco Arias de Bobadilla, quedan sitiados por las tropas holandesas del almirante Holak, claramente superiores en número. Estas abren el dique del Mosa para aislar a los españoles. El almirante propone a los españoles una rendición honrosa, pero Bobadilla responde:

-Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Hablaremos de capitulación después de muertos.

 Antes esta respuesta, los holandeses abren un segundo dique para aislar más a las tropas españolas. Estas se repliegan a la colina de Empel. Sin víveres, con pocas mantas y con el crudo invierno los españoles tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. 

   Unos soldados cavan una trinchera con el objetivo de resistir mejor al enemigo. Al cavar descubren una tabla flamenca que representa a la Virgen María. Debe ser una de las imágenes católicas ocultadas de la ira iconoclasta calvinista.

Sorprendidos por el hallazgo, los españoles no dudan en ver algo milagroso en esto. 

Bobadilla arenga a sus tropas:

-¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. 

Los españoles corean a su maestre de campo y una nueva esperanza les llena. Aun sin ninguna posibilidad de victoria, la emoción recorre el campo español.

Cae la noche. Las temperaturas bajan alarmantemente. Las aguas del Mosa se congelan. La escuadra holandesa queda atrapada por el hielo. Los españoles abandonan la colina y se lanzan al ataque. Los barcos son apresados. Los supervivientes holandeses huyen. Holak declaró:

-Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro.