El Preste Juan es sin duda uno de los personajes más enigmáticos del imaginario medieval. Su leyenda se difundió desde el siglo XII. Muchos fueron los que creyeron en su existencia y soñaron con su magnífico reino. Pero ¿dónde empieza la leyenda y dónde la verdad? ¿Cuándo hizo su aparición este misterioso personaje?
Todo se remonta al siglo XII con el obispo y cronista Otto de Freising, nieto del emperador Enrique IV de Alemania. Otto coincidió en Viterbo, en la corte del papa Eugenio III, que por aquel entonces se había instalado allí por conflictos con la ciudad de Roma, con el obispo Hugo de Biblos (en el actual Líbano). Este se encontraba en Viterbo para solicitar la ayuda de Occidente tras la caída de Edesa en manos sarracenas.
Hugo habló acerca de un rey y sacerdote llamado Juan, que era un cristiano nestoriano. Esta doctrina consideraba las dos personalidades de Cristo, divina y humana, estrictamente separadas. Según Hugo, este rey Juan había derrotado a los persas en algún lugar de Asia y se presentaba a Occidente para prestar su ayuda en las Cruzadas. Hugo contó, además, que el tal Juan era descendiente de los Reyes Magos, que habrían sido bautizados por Santo Tomás el apóstol cuando predicó en la India (tradición que proviene del siglo III, cuando aparecieron los Hechos de Tomás). Otto se sorprendió mucho de la existencia de este rey y trató de que se tuviese en cuenta a este inesperado aliado en Oriente para la causa de los cruzados. Gracias a Otto, que recogió por primera vez la mención al Preste Juan ("preste" de "presbítero", sacerdote), tenemos noticia de este personaje.
Años más tarde, el emperador Federico I Barbarroja, el papa Alejandro III y el emperador bizantino Manuel I, recibieron tres cartas idénticas firmadas por el Preste Juan. Solo se ha conservado la dirigida a Manuel I. Dice así:
"Yo, Presbítero Juan, señor de señores, excedo a todos los que viven bajo el cielo en virtud, riqueza y poder. Setenta y dos reyes nos rinden tributo, nuestra Majestad gobierna en las tres Indias y nuestras tierras se extienden hasta el confín indio".
La carta continúa contando las maravillas que tiene su reino: elefantes, dromedarios, grifos, lamias, el ave fénix, cíclopes, etc. Palacios de oro y piedras preciosas. Cuenta también que posee un espejo en el que puede controlar lo que sucede en su reino, del cual, para poder ser recorrido entero, harían falta cuatro meses.
La noticia de la existencia de este soberano y tan fabuloso reino en Oriente hizo brotar las esperanzas en Occidente de una victoria en Tierra Santa y de soñar con esas maravillas. La imaginación europea fue creciendo y formando la imagen que los occidentales tenían de la India. Esta, junto con China y, por extensión, Tartaria (una vasta tierra indeterminada desde el mar Caspio), eran un todo: todas ellas formaban Oriente en la imaginación de los europeos medievales. Y, en ese Oriente, reinaba el Preste Juan. Se incluirán en su reino los cinocéfalos: los humanos con cabeza de perro, ya mencionados por los griegos y situados muy al este. Exactamente igual que los grifos y las amazonas. También se incluirá en el reino del Preste Juan la famosa Fuente de la Eterna Juventud. Todo lo extraordinario y exótico para aquellas gentes estaba siempre situado fuera del mundo conocido.
Y como en la mente de los europeos medievales al hablar de Oriente había que hablar a la fuerza del Paraíso, este se encontraba también en aquellos dominios.
Un relato anónimo contribuyó a hacer volar más la imaginación. Contaba la supuesta visita al papa Calixto II en Roma de un tal Juan, patriarca de la India. Este Juan describía así sus dominios:
"Una ciudad de anchísimas murallas rodeada por un lago y con una montaña a su lado, en cuya cima se encuentra la iglesia de Santo Tomás. Cerca pasa un río que nacería en el Paraíso".
El relato continúa contando que en determinada época del año las aguas del lago descienden y dan paso a un santuario llevado por una procesión que porta un recipiente donde se encuentra el cuerpo del apóstol. Se dice que el propio apóstol cobra vida y reparte hostias consagradas entre la multitud.
En el siglo XIII, el caballero-trovador Wolfram von Eschenbach añade una pieza más a la leyenda en su Parsifal. La imagen de una iglesia en una montaña en un lago, que albergaba un recipiente, solo podía ser el lugar que albergase el Santo Grial. Así, el Preste Juan pasó a ser el custodio del Grial, según Eschenbach, quien lo convirtió en hijo de la Doncella del Grial que Chretién de Troyes recoge en su Cuento del Grial.
También en el siglo XIII, el obispo Jacques de Vitry cuenta que un tal rey David de la India, descendiente del Preste Juan, había derrotado a los sarracenos y que avanzaba hacia Bagdad. Las esperanzas de recuperar Jerusalén aumentaron tras esta noticia.
Y de nuevo en el siglo XIII, con el viaje de Marco Polo a China, se amplían las noticias sobre el Preste Juan. Polo no dice haberlo conocido, pero sí lo menciona en su Libro de las Maravillas:
"Y cuando Gengis Khan hubo reunido tan gran multitud de gentes que cubrían el mundo entero, se dijo que quería conquistar gran parte del mundo. Entonces envía mensajeros a Uncán, es decir, hablando a nuestro modo, al Preste Juan, sabiendo realmente que éste no prestaría atención a su demanda".
Polo cuenta que el célebre conquistador mongol no solo derrotó al Preste Juan, sino que además le dio muerte. Más adelante, en otro pasaje del libro, vuelve a mencionarlo:
"Este Rey de Oro era súbdito de Uncán, del que más arriba hemos dicho que se llamaba Preste Juan, pero en su arrogancia y orgullo se rebeló contra él; y estaba en una plaza tan fuerte que el Preste Juan no podía tomarlo por asalto ni reducirlo, y por eso sentía gran cólera".
Es decir, que la imagen que se tenía del Preste Juan en Occidente era esta...
Estos datos proporcionados por el viajero veneciano coinciden con un momento de crisis en las Cruzadas. La octava y última cruzada tuvo lugar en ese tiempo, por lo que el personaje del Preste Juan ya no era visto como un aliado que podría ayudar a los cruzados.
Con estos datos, la imagen del Preste Juan varió y las noticias de la crisis del imperio mongol llevó a pensar que quizá nunca hubo un rey cristiano en Asia Central. Así, el Preste Juan quedó desplazado al sur, a la India, uniéndolo de nuevo con la idea de los cristianos nestorianos que vivían en el subcontinente. En el siglo XIV aparece una obra anónima titulada Los viajes de Sir John Mandeville, donde se narra el fabuloso viaje de un caballero inglés a Oriente. En él se recupera la imagen exótica del Preste Juan de las tres cartas mencionadas, lo que indica que la figura del legendario rey-sacerdote había quedado como divertimento de la cultura popular.
En el siglo XV, con la exploración llevada a cabo por los portugueses en África y el contacto con el reino cristiano de Abisinia (Etiopía), el Preste Juan entra de nuevo en escena. El negus (emperador) de Abisinia fue visto como el auténtico Preste Juan: un rey cristiano y vinculado con lo religioso por la creencia de que era descendiente del rey Salomón y la reina de Saba. Los cronistas europeos lo encajaron al volver su mirada a las "tres Indias" que mencionaban las cartas del siglo XII. Así, se identificó a Etiopía con la "Tercera India", por lo que el Preste Juan encajaba por fin en el mapa del mundo.
Para las gentes del siglo XV la idea quedaba cerrada. Pero ¿qué podemos rastrear de historia en toda esta leyenda?
1. La idea de un rey y sacerdote ("Rex et Sacerdos"), que proviene de la figura de Melquisedec en el Génesis (y que, de acuerdo con la teología, Cristo representaría), fue impulsada en buena parte de la historia política de la Edad Media. Tanto el papa como el emperador del Sacro Imperio lucharon por tener ambos poderes. Así, la idea de que un personaje, aunque fuese al otro lado del mundo, los reunía, no hizo sino seducir más a Occidente.
2. Las noticias aportadas por el obispo Hugo corresponderían a un episodio histórico: la victoria del kan mongol Ye Liu Dashi sobre el sultán del Imperio Selyúcida en Samarkanda en 1141. La idea de que los sarracenos habían sido derrotados por otro enemigo tenía que animar a la fuerza a los cristianos. Ye Liu Dashi no era cristiano, sino budista, aunque tenía muchos nestorianos entre sus súbditos. Pero para los cristianos de Occidente, un rey no musulmán que derrotara a los musulmanes tenía que ser a la fuerza cristiano, pues nada se sabía del budismo en Europa por aquel entonces.
3. El tal David de la India, del que habla Jacques de Vitry, no es otro que el mismísimo Gengis Khan, pues no hay otro líder militar que hubiese llevado a cabo tales conquistas en esa época. Así, para los cristianos de aquel tiempo, el Preste Juan era una mezcla de dos kanes mongoles. Además, el término "kan" aparece a veces como "jan", de donde pudo haber surgido "Juan".
4. El relato de Marco Polo sobre la derrota y muerte del Preste Juan por Gengis Khan corresponde al enfrentamiento entre Ong Khan y el conquistador mongol. De ahí que Polo diga que el nombre nativo del Preste Juan es "Uncán". Este caudillo era cristiano nestoriano, por lo que encaja en el perfil del legendario rey. En cuanto al Rey de Oro, suponemos que sería algún otro señor o caudillo derrotado por Ong Khan.
5. La mezcla de esos tres caudillos mongoles hicieron aumentar la imaginación de los europeos, unida a la imagen de la India como el lugar al que el apóstol Tomás fue a predicar, como indicamos. De este modo, se unían dos elementos no musulmanes en Oriente: la existencia de los kanes mongoles y los cristianos nestorianos de la India.
6. La leyenda jugó con otra posibilidad: la de que el Preste Juan no fuese otro que el apóstol Juan. Esta idea se apoyaba en el capítulo 21 del Evangelio de San Juan:
"Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este? 22 Jesús le dijo: si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Sígueme tú. 23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Así, para algunos teólogos este pasaje indicaba que San Juan habría permanecido vivo durante siglos.
7. La imagen que se describe del maravilloso reino del Preste Juan es una mezcla de informaciones sesgadas sobre la India y Oriente unidas a la mitología grecorromana de todo aquello que se situaría fuera del mundo conocido (amazonas, grifos, cinocéfalos...) y a la Biblia (Paraíso). Exactamente lo mismo que se describe en los fantásticos viajes de San Brandán y San Amaro. En cuanto al espejo del Preste Juan, no está lejos de otros espejos de la literatura medieval, como el de Blancanieves. Y no deja de ser curioso el parecido de aquel espejo con un ordenador o una pizarra digital.
Todo esto arrojaría luz sobre el origen del Preste Juan. Pero, de un modo o de otro, este misterioso personaje seguirá haciendo volar la imaginación.
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