Hoy es 8M y como ya hay furias feministas radicales (yo estoy a favor del feminismo que predicaba la igualdad entre hombres y mujeres, cosa contra la que creo que no está nadie hoy día) desde hace semanas gritando que todos los hombres somos "agresores" y "opresores", repartiendo propaganda en los institutos, etc,. me veo en la obligación de hablar, dentro de esta sección sobre la Leyenda Negra, del papel de las mujeres en la conquista de América. Esas furias, para quienes todos somos machistas y fascistas y que, en mi opinión, no representan a las mujeres, nunca os hablarán de aquellas valientes mujeres del siglo XVI, en la gran aventura española en América.
Comenzamos con Anayansi, la bella indígena de Darién (Panamá) que se casó con Vasco Núñez de Balboa, el primer matrimonio interracial por amor en el imperio español.
A continuación, pasamos a Malintzin o Malinalli o Malinche o Marina (su nombre español adoptado por ella), la intérprete y amante de Cortés en la conquista de México.
Al principio de la conquista, los españoles encontraron en Yucatán a Jerónimo de Aguilar, un náufrago de la expedición de Juan de Valdivia, desde el Darién a Cuba. Cortés y sus hombres lo encontraron y él sirvió de intérprete para la expedición, pues hablaba maya.
Más tarde, conocieron a Malinche, que les fue regalada por los indios tabasco, tras la batalla de Centla. La joven hablaba maya y nauatl, por lo que sirvió de intérprete para Aguilar, y este, para Cortés. Malinche aprendió rápido el español y, así, pudo ser la intérprete directa del conquistador.
Fue Malinche la que le abrió a Cortés las puertas de Tenochtitlán. Los aztecas la tenían por traidora. Pero decir que también los mexicanos la tienen por tal, sería absurdo. Porque, como bien sabemos, aunque ni esas furias ni las furias woke (que son las mismas) os lo dirán nunca, la conquista del imperio azteca fue llevada a cabo por varias tribus y pueblos aliados de los españoles contra el yugo azteca. Por eso, para todos ellos, Malinche no es una traidora, sino una aliada. Y también hubo mestizaje entre ella y Cortés.
La siguiente mujer valiente de la conquista es María de Estrada. Fue una dama noble de Sevilla. Se dice que su padre era cántabro, aunque dada la abundancia del apellido Estrada en Asturias, lo más lógico es que fuera de origen asturiano.
María viajó a Cuba y allí se casó con Pedro Sánchez (😨no, ese no,😂) Farfán. Junto a su marido, formó parte de la expedición liderada por Pánfilo de Narváez y ordenada por Diego Velázquez de Cuéllar a México para detener a Cortés.
Al llegar a México, María y Sánchez Farfán se pasaron al ejército de Cortés. Se cuenta que fue la propia María la que dejó tuerto a Narváez. No hay duda de que María era una mujer "empoderada", y no necesitó a ninguna "hermana" morada para saberlo...
Durante la la llamada Noche Triste, en la evacuación española de Tenochtitlán, María luchó con espada y rodela contra los aztecas. Volvió a contraatacar más tarde en Otumba junto a Cortés y sus aliados tlaxcaltecas. Tras la muerte de Sánchez Farfán, María se casó en segundas nupcias con Martín Partidor, y junto a él fundó la ciudad de Puebla. De María contó Cortés que la tenía "en lugar de hermana". Tal era el aprecio que el conquistador de México tuvo por esta mujer de armas tomar.
La siguiente es otra que no necesita de propaganda morada para saber que era una mujer empoderada y mucho: Inés Suárez. Esta cacereña, natural de Plasencia, embarcó al Perú en busca de su esposo: Juan de Málaga. Allí, tuvo noticias de la muerte de este en la batalla de Salinas (1538), suceso que enfrentó a los partidarios de Pizarro con los de Almagro. Más tarde, conoció a Pedro de Valdivia, de quien se enamoró.
Junto a él, partió al sur, a la conquista de Chile. Inés participó en la fundación de Santiago, actual capital del país andino. En ausencia de Valdivia, que había partido a sofocar una rebelión, Inés lideró la defensa de la nueva ciudad contra el ataque de nativos hostiles. E incluso decapitó al líder del ataque.
Como vemos, mujeres intrépidas, decididas. Durante años, su vida, como la de todas las mujeres del planeta, estuvo unida a la de los hombres, sin que ninguna furia morada viniera en el siglo XXI a decirles que estaban "oprimidas". Así que, como somos iguales y no necesitamos de locos que nos lo digan, vivan los hombres y mujeres de la gran aventura española en América.
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