jueves, 27 de marzo de 2025

La batalla de Simancas

  Castilla, año 939. Tras la campaña del rey Ramiro II de León en Zaragoza, el califa Abderramán III está furioso. Organiza un gran ejército y lanza una poderosa ofensiva contra el reino leonés. Tras atravesar la llamada "Tierra de nadie", al sur del Duero, cruzan este. El choque con las tropas cristianas se produce cerca de Simancas. El califa está muy seguro de su victoria.


    Pero la carga del ejército leonés es más potente de lo que los sarracenos esperaban. El rey Ramiro avanza al frente de sus tropas.





    Pero el rey Ramiro no lucha solo. Por uno de los flancos ataca Fernán González, conde de Castilla, al servicio del rey leonés.


    Se escribirán cantares acerca del valor del conde. Sus bravos castellanos aseguran que Santiago y San Millán se han aparecido a caballo durante la batalla para ayudarles.


Los cristianos cuentan también con los navarros del rey García I entre sus filas.


Al final, los sarracenos emprenden la huida. El poderoso ejército andalusí ha sido derrotado. El valle del Duero luce ahora la cruz.


    Abderramán III contempla furioso el resultado ¡Oh, poderoso comendador de los creyentes! Tú, que te creías invencible, no supiste ver el mal presagio en el eclipse que tuvo lugar unos días antes de la batalla. Pero no te preocupes, Abderramán. La historiografía del siglo XXI, que tanto ama a los tuyos, se encargará de explotar la idea de que mientras duró el esplendor del califato de Córdoba, los cristianos no avanzaron en la Reconquista.

















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