Tras la aprobación por los reyes Isabel y Fernando de las Capitulaciones de Santa Fe, Colón puede por fin iniciar su viaje. Tras cuatro meses reuniendo tripulación y víveres, las tres naves asignadas al almirante parten del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492.
Colón se despide de su amante Beatriz Enríquez, a la que pone al cuidado de sus hijos, así como de fray Antonio:
Los marineros se despiden de sus familias y piden confesar y comulgar antes de embarcar:
Hay muchos víveres que embarcar a bordo de la Pinta, la Niña y la Santa María. Aunque está planeado repostar en Canarias:
Las naves zarpan de Palos. La suerte está echada. Desde la popa de la Santa María, Colón se despide y grita:
-¡En el nombre de Dios, a toda vela!
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