El Real Madrid volvió ayer a su tradición. A su especialidad: las remontadas. El Madrid se jugaba el partido de ida de los playoffs de la Champions, de cara a asegurarse un puesto en octavos. Y el rival no era precisamente uno de los deseados: el Manchester City de Guardiola. Tras una primera fase complicada, donde las remontadas brillaron por su ausencia. El Madrid lo volvió a hacer en un momento decisivo. Tocaba medirse: Mbappé vs Haaland.
En el minuto 19 llegaba el gol del City. Naturalmente, de Haaland. Quedaba tiempo. Llegó el descanso sin cambios ¿Qué hacer en la 2ª parte?
Y la 2ª parte llegó. Los ánimos se mantenían en las gradas, a pesar de todo. Y entonces, en el minuto 60, llegó el empate con Mbappé. La esperanza blanca se reanudó.
Porque ¿Qué es la esperanza sino algo inexplicable a lo que nos agarramos? Sí, es miles de circunstancias ¿Quién puede negarlo? Pero, al mismo tiempo, qué amargo cuando nos estrellamos... Y muchas veces sin ser culpables nosotros. Pero no nos pongamos filosóficos ahora.
El caso es que el empate logrado por Mbappé se rompió con un nuevo gol del City, y, de nuevo, de Haaland.
El Androide volvía a cargarse los ánimos del Madrid. Era el minuto 80. No, decididamente no podíamos permitirnos un resultado así en el partido de ida. Necesitábamos volver a empatar. Pero el tiempo iba pasando... Minuto 84, 85... Tan cerca del descuento, la esperanza era ya como un vaso medio lleno.
Y, de pronto, llegó el gol de Brahim en el minuto 86. Cundió la euforia. La mirada de Guardiola lo decía todo. Y entonces, con la esperanza de vuelta, el descuento llegó. Finalizar con un empate era un resultado más que aceptable, teniendo en cuenta la trayectoria y el propio desarrollo del partido. Y, de pronto, llegó lo impensable: Bellingham conseguía el tercer gol del Madrid. "Porque nadie resiste tus ganas de vencer". He aquí de nuevo al Madrid. El nuestro, el de siempre. El que logra lo impensable cuando ya nada se espera. Sí, el Madrid lo volvió a hacer, como en el glorioso 8 de mayo del año pasado (no, me repito, pero no me acostumbro a pensar que haya pasado un año).
¡Cuántas alegrías en aquella semana ya histórica para mí! Cumpleaños, Señora Azul y Sara perche ti amo (versión del Milan incluida), pase a la final de la Champions y los Juegos Grecorromanos.
¡Cuántos sentimientos! Quizá cuando tantas alegrías vienen seguidas luego ya no se nos permiten más en mucho tiempo. Pero eso son para mí los milagros. Cuando todo ya se ha perdido, cuando todo lo malo se viene encima. Solo entonces, el "algo" aparece ¡Cuántos miedos e incertidumbre surgen, sin embargo ahora! Queremos que el Madrid gane el partido de vuelta y que pase a octavos. Pero muchos retos se me vienen ahora encima. Toca afrontarlos, aunque algunos no dependan de mí ¿Actuará de nuevo el "algo"? Dejémonos de cábalas y de pensar. Lo que llegue, llegará.
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