Laponia es un nombre que por sí solo invita a pensar en paisajes nevados, inmensos bosques de abetos, temperaturas glaciales, renos, luces brillantes, estrellas de hielo. Y los más pequeños pensarán en Frozen. Todo ello tiene algo de Laponia.
En España el atractivo por Laponia llegó hacia los años 60. Mi familia guarda todavía como un tesoro la edición de Cuentos de hadas noruegos y lapones, magníficamente ilustrados, que nos hicieron acercarnos durante tres generaciones a la vida y costumbres de este curioso pueblo del norte de Escandinavia.
Sus páginas nos contaron las aventuras de Sampo Lapellil, Ojos de estrella o La Navidad de los gnomos. Todos ellos nos hablaban de las costumbres de los lapones, de su vida junto a los renos, de la nieve, de las supersticiones de lapones o samis frente a los no lapones y viceversa, de gnomos y trolls mucho antes de que llegasen David el gnomo y La llamada de los gnomos (¿recordáis al juez Klaus?).
Más tarde llegaría una serie de dibujos animados bastante curiosa: Las aventuras de Nils Holgersson. Basada en el libro de la escritora sueca Selma Lagerlof, contaba la historia de un niño sueco llamado Nils que se portaba mal y al que un duende castiga convirtiéndole también en duende. A él y a su hamster Grumo. Nils aprende a hablar con los animales y se une a una bandada de gansos que desean volar hasta Laponia. Buscando esta región del norte, que se presenta para ellos como una meta casi sagrada, Nils y sus amigos van recorriendo toda Suecia. La serie me parece fantástica y es una pena que no la viese de pequeño y solo la conociese recientemente gracias a YouTube.
Recrear Laponia con Playmobil resulta complicado. Tenemos renos, abetos, pero la vestimenta lapona tan colorida y particular resulta difícil de plasmar...
Lo más aproximado son las cajas de Papá Noel y su casa-taller. Podríamos tirar de piezas de esquimales, pero aun así faltarían esos azules y rojos tan característicos. Por ahora, lo que más se acerca es el traje del guerrero mongol de la 4683:
Quizá Playmobil acabe sorprendiéndonos con algún lapón o lapona en algún special o demás.
Entrada muy chula, al leer el titulo, ya me vino a la mente, pero yo me rio. El mongol, me parece un keko muy cerdito, aprovechable por todos lados y que en este caso se adapta a los lapones
ResponderEliminarJajaja imaginaba que eso atraería, sí. Coincido en que el torso del mongol es muy polivalente.
ResponderEliminarGracias por pasarte, Antonio
Saludos
Aquí me pillas Diego. Muchas de esas series me cogieron ya mayor y no le he dedicado mucho tiempo al tema de la animación. El tema es muy interesante, pero como los lapones son un colectivo tan minoritario, no tiene demasiada visibilidad, fuera de las visitas guiadas a la tierra de Papá Noel y alguna que otra mención más o menos adulterada por Disney.
ResponderEliminarHay una película “Pathfinder”, pero no la de 2007, una versión noruega de 1987 (igual ya se ha nombrado en otra ocasión...), que está ambientada en la Laponia de la época vikinga. No es un peliculón, pero tiene su punto y hace una buena descripción de los lapones.
En cuanto a recrearlos, se podría hacer, pero tendría que ser alguien como Pelalal, que tiene un banco de piezas propio. Mucha falda azul, muchos mongoles y muchas accesorios (cinturones, pulseras, cuellos) en rojo… Mucho trabajo, pero quedarían bonitos. Igual alguien se anima. Un saludo
Pues me la apunto, Jose, porque me has picado la curiosidad. De pelis de ese tipo yo suelo consultar en la web de cinemedioevo. Es una web italiana que tiene todas las pelis sobre Edad Media, incluso fantásticas y viajes en el tiempo, que existen.
ResponderEliminarGracias
Un saludo