Foster tomó el nombre de Thule de las fuentes clásicas.
Conocida como Thule o Tile, esta misteriosa tierra fue mencionada
por primera vez por el geógrafo griego Piteas de Massalia, famoso por ser el
que descubrió que Hispania era una península, en el siglo IV a.C.
Piteas
hablaba de Thule como “el país más septentrional de la tierra”. Añadía además
que Thule se encontraba “seis días al norte de Prettanike (Britania)” y
que “el sol en verano nunca se ponía allí”. Piteas confirmaba con una palabra,
cuyo origen es desconocido, la existencia de la misteriosa Hiperbórea, una tierra
septentrional de nieve y hielo imaginada por los griegos. Geógrafos actuales se
preguntan si Piteas llegó a las islas Feroe o Islandia o Noruega. Esta última
es la opción más barajada tras la expedición realizada por la Universidad
Técnica de Berlín en 2007 a partir del mapa de Ptolomeo. Identificaron Thule
con una isla llamada Smola, cerca del golfo de Trondheim, al que nos
referiremos más tarde.
Los
geógrafos romanos recogieron las narraciones de Piteas y hablaron en sus obras
de “la última Thule”. El historiador bizantino Procopio de Cesarea (siglo VI) escribió que Thule era “una isla grande del norte habitada por veinticinco
tribus”. La descripción que hace Procopio de Thule, en cuanto a su relación con
los daneses y otros pueblos del norte, encaja a la perfección con Escandinavia,
excepto en su naturaleza insular. La cuestión de que fuese una isla responde
sin duda a su lejanía y al hecho de que Escandinavia ni siquiera había sido
explorada por sus propios pobladores en su extremo oriental hasta el siglo IX.
Por ello, lo más lógico era pensar que más allá del mar Báltico, la frontera
septentrional del continente europeo, debía haber una tierra de la que
provenían los invasores nórdicos, pero sus límites se desconocían.
En el siglo
IX los vikingos de Noruega descubrieron Islandia. La noticia llegó a Europa y
muchos pensaron que se trataba de la Thule descrita por Piteas. La Gesta
Hammaburgensis ecclesiae pontificium de Adán de Bremen identifica con total
convicción a Thule con Islandia. Sin embargo, el resto de Europa siguió mirando
con misterio a la lejana Thule hasta el siglo XVI. Se hablaba de horribles
monstruos marinos que vivían en los mares de Islandia, que con el tiempo
resultaron ser ballenas y orcas.
En el siglo XX, el sector nazi liderado por Otto Rhan,
cuya obsesión era poseer la lanza sagrada y el Santo Grial, se interesó por la
existencia de la legendaria Thule, llegando a creer que se trataba de la patria
originaria de los arios (¿la mítica Hiperbórea?). No andaban desencaminados en una cosa: Escandinavia
había sido el lugar de origen de casi todas las tribus germánicas, entre ellas
los visigodos (de Gotland, Suecia). Otras teorías identificaron a Thule con la
mítica Atlántida, como sucedió con otros continentes legendarios e islas
míticas como Mu, Aztlán, Avalon o la isla de San Borondón.
El nombre
de Thule fue utilizado para bautizar una base polar noruega en Groenlandia en
1910.
No hay comentarios:
Publicar un comentario