En 1956 Foster decide otorgar una capital a Thule. Esta
capital ha de ser la propia fortaleza de Aguar. El nombre escogido es
Vikingsholm, lo que en lengua nórdica significa algo así como ciudad de los
vikingos o ciudad de la bahía, ya que vikingo y bahía tienen el
mismo origen etimológico. El aporte del nombre de Vikingsholm, teniendo
en cuenta su localización al fondo del fiordo de Trondheim, nos sirve para
situar la capital de forma definitiva: corresponde a la actual ciudad de
Tröndelag.
En ese momento tiene lugar la aventura de Arn y el guardabosques
Garm en la montaña, una de las más recordadas. Tras esta aventura, Arn acude a
servir a la corte del rey Hap-Atla, amigo de la familia desde su derrota ante
Aleta, intercambiándose por Sven, hijo de Hap-Atla. La mencionada aventura, su
estancia en la corte de Hap-Atla y su viaje a las Islas de la Bruma le servirán
a Arn para convertirse en un hombre. Solo entonces descubrimos que el personaje
de la saga más vinculado a Thule, exceptuando a Aguar, es Arn. Aunque posee el
mismo ansia de aventuras que su padre, parece que la tierra de Thule le tira más
a Arn que a Val, como vislumbrando ya su destino. Destino que no llega ni
siquiera para Val, pues Aguar, aunque muy envejecido nunca presenta síntomas de
cansancio o de querer abdicar. Durante la etapa Foster-Murphy Arn se convierte
en embajador por excelencia para su abuelo. Acude a la corte de un rey vecino y
se queda prendado de la sobrina del mismo. El rechazo de ésta supone un duro
golpe para Arn, del que no se recuperará hasta que conozca a Mauve, la que se
convertirá en su esposa.
El amor de Foster por su tierra y el reflejo de ésta en
el reino de Thule solo es comparable al que demuestra en la estancia de la
familia en América. Para Val el reino de Thule es su hogar, aunque como ya
vimos, el concepto de hogar para Val es relativo. El hogar para él es allá
donde se encuentre su familia. Pero Thule tiene un significado especial. Val se
reencuentra en Thule con su padre, los paisajes de su infancia, sus amigos, su
gente. Es el único sitio, por así decirlo, donde Val es simplemente el Príncipe
Valiente, el heredero. Es un lugar de paz, de nostalgia, de retorno. En Thule
Foster se convierte en Val y Val se convierte en Foster.
Sea el sitio que sea Thule, tiene muy buena pinta. Aunque suene repetitivo, y ya lo pusiéramos cuando hablamos de Foster, era un verdadero artista. Los dibujos son buenísimos, son auténticos cuadros. Aunque utiliza y mezcla periodos históricos diferentes me parece que obtiene un resultado fantástico. Solo hay que ver el castillo tipo siglo XV que te planta, cuando nuestro protagonista es contemporáneo del rey Arturo. Creo que es un acierto total jugar con el tema vikingo, que lo encaja fenomenalmente en las imágenes. En definitiva, una delicia. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarNo es repetitivo decirlo jaja es la pura verdad. El tema Val vs historia es casi tan clásico como la serie en sí y ya lo he comentado en varias ocasiones en foros y blogs. De algún modo he intentado reflejarlo en estas entradas: cierto, Foster nunca pretendió ser dibujante-historiador. Aunque sí se documentó en muchos aspectos, desestimó muchos otros en favor de la aventura, pero es cierto que puso mucho empeño en la naturaleza y la vida en Escandinavia (si exceptuamos los famosos cuernos jaja).
ResponderEliminarEs muy cierto todo. Os animo de nuevo a que leáis la serie, que os enganchará seguro desde la primera página como me enganchó a mí. Todavía hoy es una de las series de comic que más he releído.
Gracias a ti
Un saludo