lunes, 5 de noviembre de 2018

Samhain en Garray

    Este puente de los Santos estuvo marcado, como siempre, por la fiesta de Todos los Santos o su versión anglosajona-globalizadora-calabacil de Halloween. Pero esta vez me adentré más en su origen: en el Samhain, la fiesta celta.
     En la localidad soriana de Garray, desde donde se promociona todo lo relacionado con Numancia y los celtíberos, se recreó el pasado día 2 de noviembre la festividad de Samhain. Estaba previsto para la noche del 31 de octubre, la verdadera noche de Samhain, pero se suspendió por las repentinas lluvias y se trasladó al 2 para no coincidir con el 1, fecha en la que se recrea en Soria la leyenda El monte de las ánimas. 

    La noche del 2 no llovía, pero sí hacía frío, ese frío intenso del otoño soriano. Al anochecer todos los visitantes subimos al cerro de la Muela, donde se alza Numancia desde hace más de 2000 años. Al llegar a la puerta de la muralla celtíbera reconstruida, una hoguera señalaba el punto de partida para la ceremonia. Tras ser anunciado por una pomposa voz en off, el gaitero escocés John Stewart subió a una de las torres de la muralla y tocó con su gaita el solemne Amazing Grace, tan habitual en muchos funerales británicos y americanos.


    A continuación, Stewart, acompañado por los jefes de clanes y los guerreros celtíberos, encabezó la procesión desde Numancia hasta Garray. Los garreños, ataviados también muchos de ellos con trajes celtíberos, portaban antorchas. Mientras descendíamos el cerro, Stewart tocó Scotland the Brave. Las luces de la localidad se apagaron y bajo las estrellas solo brillaban las antorchas, dando un espectáculo mágico, un regreso a las antiguas tradiciones celtas. Pido disculpas por la calidad de las fotos, pero entre la poca luz y el estorbo de turistas empujando es lo mejor que pude sacar:







  La procesión terminaba en la pradera a orillas del río Tera, junto al puente sobre su desembocadura en el Duero. Allí, dos hogueras esperaban a los guerreros y jefes. Un druida con un tocado apuntado subió a un estrado y empezó a invocar a los dioses, mientras la voz en off explicaba el ritual de Samhain.


 La verdad es que se sabe muy poco, aparte de que los celtas consideraban que era la noche de frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos y que por eso convenía no salir de casa. El druida daba un poco de vergüenza ajena, pues parecía una mezcla de King África y el sacerdote de Indiana Jones y el templo maldito. Unos tipos con máscaras de esqueletos sacaron unos lásers y los enfocaron hacia el cielo. Sobraban completamente, la gente ni les aplaudió...




  Pero bueno, el resto muy bien, evocando aquellos remotos tiempos, en esa noche mágica; rescatando la atmósfera original de una fiesta que, de este modo, recupera su razón de ser frente a tanto truco o trato y demás parafernalia.

2 comentarios:

  1. Así es, Antonio. Nunca viene mal recuperar estas tradiciones.
    Gracias por pasarte
    Un saludo

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