Muy cerca de Belén, unos pastores velan al raso con sus rebaños. La noche ha caído y es fría. Las ovejas han estado buscando hierba bajo los restos de nieve en los alrededores. Los pastores se calientan junto a una hoguera:
-¡Qué frío!
-No es de extrañar: estamos en pleno kisvet...
-Sí, aquí en Belén siempre hace frío al llegar Hanuka.
-Hace frío, pero ¡mirad cómo brillan las estrellas!
-Sí, nunca las había visto brillar así...
Se oye algún que otro balido.
-Este año la ciudad está llena...
-Sí, y no solo por Hanuka. Son muchas las familias que vienen a Judea a censarse.
Cada vez se oyen más balidos. Las ovejas parecen nerviosas. Algunas se giran hacia un lado. Los perros empiezan a ladrar y a dirigirse a ese lado.
-¿Pero qué les pasa?
-¿Habrán visto algo?
-Será que alguien se acerca...
-¿Quién puede estar por los campos a estas horas?
Los pastores miran hacia donde los perros ladran:
-¡Oh, mirad!
Una extraña luz surge sobre unas rocas.
Un resplandor que no parece de este mundo. Los pastores están aterrorizados. Apenas se mueven de donde están. De pronto, escuchan una voz:
-¡No temáis! Os traigo una buena nueva que será de gran alegría para todo el pueblo!
Los pastores contemplan el fulgor sin apenas parpadear. Los animales han callado también. La voz prosigue:
-Os ha nacido hoy un Salvador en Belén, en la ciudad de David. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.
Y la voz termina diciendo:
-¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad!
Y, de pronto, el resplandor desaparece y con él la misteriosa voz.
-¿Ha.. habéis oído eso?
-¿Pe... pero que ha sido eso?
-Ni aunque viviese mil años saldría de mi asombro...
Unas veteranas, esas ovejas que has utilizado.
ResponderEliminarNunca me convencerán con las ovejas nuevas. Para mí las de Playmobil serán siempre estas
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