Paracelso

  Paracelso, nombre con el que era conocido Theophrastus Bombastus von Hohenheim, fue un médico y alquimista suizo del siglo XVI. Todavía hoy sigue siendo un personaje extraño, al que la ciencia y la historia no saben clasificar bien.

     Por un lado, Paracelso fue un médico muy adelantado a su tiempo. Fue el padre de la farmacología e insistió en que debía estar al servicio de la medicina. Insistió también en que todo médico debía ser cirujano. Paracelso fue también el que descubrió cómo distintas enfermedades se contraían por el tipo de trabajo realizado o el medio en el que se realizaba. Descubrió el zinc e investigó sus propiedades y las de otros metales.

     Por otro lado, Paracelso tenía un concepto muy arcaico de otras materias. Obsesionado con la alquimia, buscó la Piedra Filosofal: la que transformaría cualquier metal en oro. Paracelso defendía también la astrología como disciplina.

    Quizá la parte más conocida de Paracelso en esta vertiente esotérica fue el hablar por primera vez de los gnomos. Si bien ya aparecen en leyendas nórdicas y medievales, estaban mezclados con la idea de los enanos (y es muy posible que ese sea su origen):

  Paracelso habla de los gnomos en su obra alquímica Liber de Nymphis, sylphis, pygmaeis et salamandris et de caeteris spiritibus. En esta obra, el alquimista suizo plantea que hay seres que habitan cada uno de los cuatro elementos: las ninfas, en el agua; los silfos, en el aire; las salamandras, en el fuego, y los gnomos, en la tierra. 

   Aquí tenemos a Paracelso trabajando en su estudio de Salzburgo. Sus vecinos le temen: creen que es un mago o hechicero. 

    Paracelso consulta libros y tratados de otros alquimistas. En su mesa de laboratorio tiene alambiques y matraces en los que mezcla todo tipo de fórmulas: