Marzo de 1916. Los hombres del Endurance cazan los animales que encuentran para abastecer al campamento: focas, pingüinos...
Pasa el tiempo y se ven obligados a sacrificar a los perros de la expedición. Ya no pueden alimentarlos y al no poder realizar la misión inicial, ya no van a cumplir ninguna función. Para estos hombres, los perros de trineo son unos compañeros muy queridos y sienten un gran pesar al tener que sacrificarlos:
Abril. Los problemas continúan. Como imaginaban, el inestable campamento sobre el hielo debe ser evacuado, pues han aparecido grietas en la placa. Shackleton decide poner rumbo a la Isla Elefante, el punto firme más cercano. Echan los tres botes al agua: Wills, Docker y Caird, capitaneado este último por Sackleton.
La travesía es muy dura. Los bloques de hielo pueden rajar el casco de los botes y deben sortearlos, además de las peligrosas marejadas. Pero lo que más temen es al frío:
Un día, el cirujano McIlroy lanza un grito a Shackleton desde el Wills: Blackborow, el polizón que se subió al Endurance en Buenos Aires, tiene un pie congelado.
Blackborow temía problemas y ahora los tiene de verdad. Más aún al pensar que va a ser una carga para sus compañeros. Otros tripulantes presentan también síntomas de congelación en el Docker. Esto es lo que Shackleton más temía. Da a Blackborow orden de resistir y la promesa de que él será el primero en desembarcar en la Isla Elefante.
Hay otros problemas: hay que achicar agua en todos los botes.
Al fin, el 14 de abril, divisan la impresionante silueta de la Isla Elefante:
Tal como ordenó Shackleton, Blackborow es el primero en desembarcar. El capitán y McIlroy ayudan al joven a tomar tierra:
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