martes, 9 de enero de 2024

La Guerra de las Dos Rosas

  La llamada Guerra de las Dos Rosas fue la tercera guerra civil que vivió el reino de Inglaterra. De 1455 a 1487 se enfrentaron por el trono las casas reales de Lancaster y York:

   El conflicto fue llamado así por los emblemas de los dos bandos: rosa roja (en heráldica, de gules), de Lancaster, y rosa blanca (de plata), de York. Tras el derrocamiento del rey Ricardo II, el último monarca de la casa de Plantagenet, las familias Lancaster y York hicieron valer sus derechos al trono por descender ambas del rey Eduardo III (enlace Príncipe de Gales). Enrique de Lancaster, que se autoproclamó rey como Enrique IV, parecía haber ganado la disputa y otros dos Lancaster se sucedieron en el trono: Enrique V y Enrique VI. Pero los York contraatacaron y derrocaron a este último. Eduardo de York se proclamó rey con el nombre de Eduardo IV.



   Los Lancaster respondieron y la guerra se extendió. El conflicto se propagó por todo el país. Dos York más se sucedieron en el trono: Eduardo V y Ricardo III.
    La Guerra de las Dos Rosas debilitó tanto a la nobleza como al pueblo llano. Éste nunca simpatizó realmente con ningún bando. Con un país dividido, debilitado, con las heridas todavía abiertas por la Guerra de los Cien Años, habiendo perdido su poder en el continente, la Guerra de las Dos Rosas fue vista como poco más que una locura. Fue la ficción la que rescataría esta guerra siglos después con obras como La flecha negra, de Robert L. Stevenson.


    Las armas de fuego resultaron un elemento esencial en esta guerra. Por su parte, la caballería encontró su punto fuerte en las pesadas armaduras:


  La Guerra de las Dos Rosas finaliza con la batalla de Bosworth (1485), acontecimiento que supuso para los británicos el fin de su Edad Media. En ella se enfrentaron Ricardo III y el pretendiente de los Lancaster: Enrique Tudor
  Ricardo III intenta una carga de caballería contra los de la rosa roja, pero su caballo cae y el rey se encuentra en el suelo. Es entonces cuando pronuncia el famoso grito: "¡Mi reino por un caballo!".


  Al final, el grupo de resistencia de York cae y con él, el rey. Enrique Tudor es proclamado rey con el nombre de Enrique VII. Su compromiso: restaurar la paz en Inglaterra, asegurar la estabilidad del reino, y hacer que los York se sientan integrados en el nuevo estado que surgirá de esta guerra civil. Para ello, se casará con Isabel de York, sobrina de Ricardo III, e instaurará un nuevo emblema real: la rosa roja y blanca de los Tudor.





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