En la taberna de Meung

   D'Artagnan ha llegado a Meung, camino de París. Se detiene a descansar en la posada Franc Meunier:

Tres hombres toman cervezas a la puerta de la posada. Uno de ellos, un siniestro caballero de negro con una cicatriz, se ríe de la montura de D'Artagnan;

-¡Ja, ja, ja! Desconocía que existiesen jamelgos "botón de oro". Una rara especie a estudiar.

Sus compañeros ríen su ocurrencia.

   D'Artagnan no se queda atrás ante la ofensa:

-¿Habláis conmigo, señor? ¿Podéis decirme de qué os reís?

El caballero mira con desprecio al joven gascón:

-No hablo con vos.

-¡Pues yo si os hablo! Os atrevéis a reíros del caballo, pero no os atreveríais a reíros del amo.

-Yo río cuando me place.

Y el desconocido se vuelve mostrando a D'Artagnan su desprecio.

Enfurecido, D'Artagnan desenvaina su espada con rapidez:

-¡Volveos, señor, para no heriros por la espalda!

-Este maldito gascón me está molestando ya ¡Acabemos con esto!

El hombre de negro desenvaina y comienza el duelo:

-¡Os haré tragar vuestra afrenta a un protegido del señor de Treville, maldito cobarde!-grita D'Artagnan a golpe de espada:

  Pero, de pronto, los compinches del caballero se abalanzan sobre el joven gascón y lo dejan sin sentido de un golpe:

-¡Este gascón es el demonio en persona!-dice el desconocido mirando a D'Artagnan desplomado en el suelo.

-¿Estáis herido, señor?-pregunta el posadero.

-No, pero será mejor que os llevéis a este barbián por si la guardia pasa por aquí.

Pero antes, el caballero de la cicatriz rebusca en los bolsillos de D'Artagnan:

-Esperad ¿qué tenemos aquí? Una bolsa con trece escudos y una carta... ¡Por San Denis! Es una carta de recomendación para el señor de Treville.