El prefecto Poncio Pilatos ordena que lleven al nazareno al pretorio, para ser azotado. Allí, es entregado a los soldados de la cohorte y atado a una columna:
El castigo es duro. El feroz flagelo del verdugo impacta en la piel del nazareno. Soporta el terrible dolor, la cruel pena del imperio romano.
Tras varios latigazos, el centurión da una orden:
-¡Basta! Es suficiente. Desatadle.
El nazareno apenas se sostiene en pie. Ha perdido mucha sangre y fuerzas. Se tambalea mientras los soldados le desatan y lo llevan al centro del pretorio. Pero permanece con la misma mirada serena.
-¡Tenemos aquí al rey de los judíos en persona! ¡Ja, ja, ja!-se burlan los soldados.
-¡Es todo un honor!
-Honrémosle como corresponde ¡Traed un manto!
-Así ya parece un rey ¡Ja, ja, ja!
-¡Pero le falta una corona! ¡Traed una corona!
-¡Aquí está! ¡Aquí traigo la corona para el rey!
Es una corona trenzada de espinas:
Las espinas están afiladas. Pero el nazareno sigue con la misma mirada serena.
-¡Salve, rey de los judíos!-aclaman.
-¡Salve, gran rey!-le saludan como al César.
-¡Salve, su majestad!-y crecen las risas.
-¡Miradle! ¡Mirad al poderoso rey de los judíos!
Muy buena recreación y “efectos”. La “columna” ha quedado muy bien, se podría hacer un paso con ella. Enhorabuena. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias. Ahora ya sabes que los pasos de Playmobil están sustituyendo a los de verdad jaja
EliminarGracias de nuevo