Horas después del duelo contra el siniestro caballero, D'Artagnan se recupera en una de las habitaciones de la posada:
-¡Mi carta! ¡Mi carta de recomendación! ¡Me han robado! ¡Ha sido ese infame cobarde!-grita D'Artagnan saltando de la cama:
-¿Dónde está ese maldito canalla? ¡Ah, ahí está!
Ve al desconocido de negro subido al estribo de una carroza, conversando con una misteriosa dama rubia en su interior:
-Su eminencia ordena que regreséis a Londres y avisarle si el duque deja Inglaterra. El resto de las instrucciones están en esta caja.
-¿Y qué haréis vos?-pregunta la dama con un acento inglés.
-Regresaré a París.
-¿Sin castigar antes a ese muchacho?
-¡Este "muchacho" es el que castiga! Y sé que esta vez no intentaréis huir-grita D'Artagnan.
-¿Eso creéis?-pregunta el caballero, asombrado por la resistencia del gascón.
-¡Sí! Porque no osaréis huir en presencia de una dama.
-Pensad que no debemos dejar el menor rastro...-dice la dama.
-Tenéis razón. Partid enseguida para Londres, que yo partiré para París.
La carroza sale al galope. El caballero y sus esbirros parten también en sus caballos, ahogando al galope los gritos de D'Artagnan:
-¡Cobarde! ¡Bellaco! ¡Volveremos a vernos las caras, lo juro!
Me da que esta mujer va a ser una mala malísima… La historia va poco a poco tomando fuerza, y tiene todos los detalles y los personajes muy bien elegidos. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarMuchas gracias, Jose. Va a ser una dama de armas tomar, sí jaja
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